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Javier Fernández Arribas

Suspenso exterior

Suspenso exterior

martes 18 de octubre de 2011, 18:56h
El balance en política exterior de esta legislatura es claramente negativo por la pérdida de peso político del gobierno de España en la escena internacional. El único logro que se puede destacar es la consolidación de la presencia española en las reuniones del G-20, cuyas negociaciones no han dado resultado y no han tenido repercusión en la economía internacional.

Este fracaso no es achacable a José Luis Rodríguez Zapatero, pero sí la pérdida de influencia política tanto en la Unión Europea como en América Latina. La grave crisis económica ha influido decisivamente en la capacidad de maniobra de la diplomacia española, pero sobre todo de la presidencia del gobierno que en mayo de 2010 se veía obligada a aceptar un drástico cambio de rumbo en su política económica tras constatar la gravedad de la situación. Zapatero tuvo que aplicar serios recortes y afrontar importantes reformas que no han satisfecho a los mercados internacionales ni a sus socios europeos. El cambio en la cartera de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos fue sustituido por Trinidad Jiménez, tras perder las primarias socialistas en Madrid, no ha contribuido a mejorar una situación que estaba lastrada por decisiones graves que no pudieron resolverse. Uno de los puntos más negativos ha sido que el gran amigo americano no ha visitado España. Zapatero creía que su torpe actitud frente a la bandera americana y la retirada por sorpresa de las tropas de Irak y su recomendación a los demás países a que hicieran lo mismo, se iba a olvidar en la Casa Blanca con Barack Obama. No ha sido así. El presidente norteamericano ha viajado a Europa una docena de veces y nunca ha recalado en España. A última hora se ha alcanzado un importante acuerdo para incluir a España en la estructura del escudo antimisiles que va a potenciar el papel de España en la defensa occidental de cara a Washington y también ante los aliados de la OTAN. Habrá que explicar a Rusia el nuevo papel de España en la estructura defensiva con Estados Unidos, que sin duda, será positiva en todos los sectores.

Otro grave error que se arrastraba desde la primera legislatura de Zapatero como era la dependencia de la industria naval de los pedidos de la Venezuela de Hugo Chávez no se terminó de corregir. Sí es cierto que las gestiones de Moratinos consiguieron la excarcelación de los presos políticos cubanos, muchos de ellos viven en España, pero la presencia política en América Latina se ha limitado a una cumbre iberoamericana en El Salvador en 2008. La siguiente se celebró en Lisboa y la del año pasado en Argentina. Zapatero no asistió a Mar del Plata por la crisis y una supuesta reunión europea que nunca se celebró. La gravedad de esta ausencia política radica en la pérdida de peso e influencia política en un continente del que depende una parte importante del PIB español con unos intereses muy importantes de numerosas empresas españolas. En el norte de África, la crisis con Marruecos, por unas supuestas fotos realizadas al Rey Mohamed VI desde un helicóptero militar español, no pudo ser solucionada por el ejecutivo y, una vez más, tuvo que intervenir personalmente el rey Juan Carlos en Marraquech donde ofreció las condolencias española tras un atentado terrorista en un café de la plaza más turística de la ciudad.

El Gobierno de Zapatero sí ha apoyado la acción popular en la denominada "Primavera árabe" con el reconocimiento de los líderes reformistas en Túnez, Egipto, Yemen, Siria, Bahrein, con recursos económicos y con participación militar en la intervención militar en Libia, pero sin autorizar a los aviones a realizar ataques en tierra, sólo patrulla aérea.

Zapatero ha conseguido que la Unión Europea elija a Bernardino León como enviado especial para la Primavera árabe, un político con mucho prestigio internacional que logró en la primera legislatura de Zapatero éxitos muy notables en los países africanos en la lucha contra la inmigración ilegal. Las relaciones con dos gigantes mundiales, Rusia y China, han experimentado notables adelantos orientando los intereses económicos y comerciales por delante de los derechos humanos, la libertad y de la democracia. Algo parecido ha sucedido con las monarquías petroleras del Golfo Pérsico. En el eterno conflicto de Oriente Medio entre israelíes y palestinos, los esfuerzos han sido notables con los consiguientes resultados vanos pero dentro de la tónica general donde ni siquiera Washington ha podido influir para recuperar las negociaciones de paz. El papel de España en la zona se refuerza por la presencia militar en la misión internacional de Líbano que continúa representando un activo de la diplomacia española, como la participación en Afganistán, donde la muerte de soldados españoles ha causado dolor pero no ha influido en la decisión de terminar el trabajo emprendido de la mano de la ONU, la OTAN y de los Estados Unidos. Esas misiones internacionales siguen ofreciendo un gran prestigio a España por el excelente trabajo de los profesionales de las Fuerzas Armadas, que también se refleja en la misión de protección de los atuneros en el océano Índico. Otro activo que no debemos olvidar es la acción de la cooperación española en países en desarrollo y en graves catástrofes naturales como lo fue el terremoto de Haití y la reciente amenaza de hambruna en Somalia.

Por último, en el capítulo de la diplomacia se aprobó el documento de la diplomacia de la defensa que viene a reconocer las múltiples utilidades de las misiones de las Fuerzas Armadas, en un momento donde dentro del documento sobre los retos de la seguridad nacional, dirigido por Javier Solana, se reconoce la necesidad de vincular la energía y el medio ambiente como elementos de seguridad nacional. Queda pendiente en España, también en la Unión Europea, el consenso de un modelo energético que permita afrontar la enorme dependencia exterior de abastecimiento que representa una preocupante vulnerabilidad.
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