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Contra la corrupción

Contra la corrupción

viernes 02 de diciembre de 2011, 08:22h

    España ocupa un preocupante puesto número 30 entre los países menos corruptos del mundo, relación que encabezan Nueva Zelanda, Finlandia y Dinamarca, las naciones más transparentes, y en la que van a la cola Somalia y Corea del Norte. No se han registrado grandes variaciones en la posición española con respecto a años anteriores, lo que demuestra que seguimos haciendo las cosas mal y que, según los expertos, hay escasa intención de adoptar medidas a favor de una sociedad en que brillen la limpieza y las buenas prácticas en las relaciones con el dinero y con el Poder, que a veces son palabras sinónimas.

    Lo que llama la atención es que, en el fango de una crisis de valores, la corrupción sea más una costumbre que una noticia..., más un estilo de vida tolerado que una infección social reprobable. En el país que inventó la chapuza, el pelotazo y la recomendación, que la gente que pueda hacerlo transite por los atajos parece lo más natural del mundo... Y ello hasta el punto de que una buena parte de la sociedad considera un tonto o un pobre hombre a la persona decente que no se enriquece con su capacidad de influencia. El futuro presidente Rajoy, que es una persona recta, tiene, entre otras delicadas misiones en un futuro muy cercano, la obligación de llevar a la práctica la tantas veces anunciada Ley de Transparencia que, aunque no sea una vara mágica, algo ayudará a limpiar las alcantarillas y a poner a cada uno en su sitio.

    Y, yendo de lo general a lo concreto, ahí tenemos un caso que ilustra muy bien sobre el desamparo con que malviven en España algunos valores morales. Nos referimos a la discoteca mallorquina que, en una agresiva campaña para captar clientes, sorteará una operación de cirugía estética, valorada en 4.500 euros, para aumentar el tamaño de los pechos de la ganadora. Contra este cheque-regalo que considera a la mujer como un objeto erótico frívolo han levantado sus voces diversas organizaciones sociales, políticas y culturales que califican la rifa como algo "denigrante"... Pero, prosperen o no estas reacciones, la vergüenza ya está servida, y el mero hecho de su anuncio denota mezquindad y corrupción. Nada tenemos contra la cirugía estética, pero lo tenemos todo contra la manipulación inmoral como elemento de atracción para un negocio. Estamos en un puesto relevante como país corrupto, pero a veces uno incluso percibe que somos menos rigurosos y serios de lo que nos señalan, y que, viendo lo que ocurre en algunos ayuntamientos y discotecas, aún estamos peor de lo que dicen.

 

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