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Cumbre UE: entre obsesivos y evasivos

Cumbre UE: entre obsesivos y evasivos

jueves 08 de diciembre de 2011, 12:55h
De cara a la cumbre europea, el asunto del equilibrio financiero y en concreto el control del déficit y la deuda, parece constituir el objeto de un debate entre polos extremos: los que, como la señora Merkel, están obsesionados por dicho equilibrio macroeconómico y quienes, como diversos sectores de la izquierda, quieren pasar evasivamente, como de puntillas, sobre el espinoso asunto.  La pregunta es si en este decisivo encuentro del próximo viernes se alcanzará a lograr algún punto intermedio que permita encarar mejor la crisis de la eurozona.

Por un lado, existe un consenso creciente acerca de que la obsesión por el déficit y las políticas de estabilización consiguientes, sin ningún tipo de compensación expansiva, están conduciendo a una recesión que ya ha comenzado. En eso tienen razón los sindicatos europeos, cuando sostienen que las políticas restrictivas están fracasando como vía de superación de la crisis y que, más bien, están induciendo una nueva recesión.

Pero la respuesta a ese tipo de obsesión no puede ser la tendencia a evadirse frente al problema, como hace un sector de la izquierda europea (en España encabezada por la actual coordinación de Izquierda Unida). Dejémonos de vueltas: ¿es necesario o no el equilibrio financiero? Ya sabemos que eso significa recortes, restricciones en el gasto público y todo lo que provoca lagrimas a cualquiera que tenga algún resto de sensibilidad humana (como sucedió con la Ministra de Trabajo italiana). Pero soslayar el asunto, no mencionarlo como una tarea central en los discursos políticos, no es otra cosa que jugar el juego del descargo de responsabilidades. ¡Que lo hagan otros, para poder criticarlos, aunque sabemos que estas medidas son necesarias!

A estas alturas del partido, ya sabemos que la solución de la crisis debe orientarse hacia una estrategia combinada compuesta de equilibrio financiero y acciones expansivas que permitan la liquidez. Y también sabemos que ese camino no es precisamente una ancha avenida, pero todo indica que la única forma de lograr apertura en la próxima cumbre para una intervención más activa del Banco Central Europeo, es partir de que todos los países se comprometan a recuperar el equilibrio financiero.

Así pues, ni obsesivos, ni evasivos. La reducción del déficit y los recortes consiguientes no son la solución de la crisis en sí mismos. Pero sin encararlos frontalmente no resulta posible avanzar en un camino sostenible de recuperación. Hay que decirlo claramente: Europa y especialmente Europa del Sur ha estado viviendo por encima de sus posibilidades y ahora hay que pagar la cuenta. Ciertamente, hacerlo de forma salvaje puede profundizar la crisis, pero ocultar los sacrificios que serán necesarios para recuperar la buena salud económica constituye una falta de honestidad política e intelectual.

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