La pasta de las multas
viernes 12 de octubre de 2007, 10:55h
El Ayuntamiento de Madrid espera ingresar en 2008 alrededor de 200 millones de euros por las infracciones de tráfico. Esto quiere decir que si la calculadora no me falla, y teniendo en cuenta que el parque automovilístico de la capital es de unos dos millones de vehículo a los que hay que sumar otro millón más que accede a diario a la capital, lo que prevén las autoridades del ramo es que a cada conductor nos va a caer el año que viene una multa de sesenta y seis eurazos como sesenta y seis soles.
La noticia, que quieren que les diga, es inquietante en tanto en cuanto deposita sobre nuestros hombros de automovilistas una inmensa responsabilidad. De nuestras pifias depende ni más ni menos que el 3% del presupuesto municipal. Casi nada. Imagínense que por una de aquellas, a partir de enero nos da por dejar libres las plazas para minusválidos, o por no aparcar en doble fila, o por no invadir el carril Bus...
La catástrofe sería de órdago porque ya se sabe que cuando uno hace cálculos sobre lo que se va a recaudar por tal o cual cuestión lo que quiere decir es que ya tiene el dinero colocado. O sea que, si nos convertimos en conductores modélicos tal y como pretende la DGT, podemos hacerle un agujero a las arcas municipales del tamaño de una plaza de toros.
Un dilema, oigan. A no ser, claro, que el ayuntamiento se dedicase a sancionar a sus propios camiones cisterna por regar las calles a media mañana montando unos atascos de espanto, o que optase por empapelar a esos currantes de la carga y descarga que cuando parece que ya han terminado, prolongan el suplicio de la inmovilidad circulatoria rellenando el albarán de entrega con letra redondilla en vez de traerlo cumplimentado de casa.
Estoy segura de que si el consistorio se pusiese a ello, conseguiría agilizar notablemente la vida de los madrileños y seguir recaudando una pasta gansa, al tiempo que nos liberaría del dilema de tener que elegir entre ser unos conductores modélicos a consta de convertirnos en unos chafa-presupuestos o viceversa.