La mafia

Después de hacer juegos malabares con la vivienda, las ayudas fiscales, los dientes que nos quiere poner Bernat Soria, y después de vender como un éxito el roce entre Zapatero y Bush, al Gobierno no le quedan más narices que enfrentarse a ETA de cara. El primero en aparecer es Mariano Bermejo que ha respondido a las brabuconadas de Pernando Barrena (ese gañán que aún continúa libre después de afirmar que quien la hace la paga).

Nos queda un agrio final de legislatura en el que Zapatero va a tener que aparecer con mayor contundencia o se le va a ir el éxito entre las manos. De momento las encuestas le dan ganador pero hay que ver cómo va a gestionar esta crisis de las amenazas y de las bombas. Sólo que el Ministerio del Interior anuncie su precaución a un posible atentado el 12 de octubre ya es indicador de que hay debilidad. La seguridad se plantea pero no se pregona porque recuerda al cuento de los tres cerditos y eso quiere decir que la cabaña en la que habitamos tiene paredes de bambú.

La detención de la cuadrilla de facinerosos que componen la mesa de Batasuna llevó a la explosión del coche bomba. Esos tipos que estuvieron en la tribuna de invitados durante el llamado proceso de paz ahora cantan sus vergüenzas ante Garzón que súbitamente ha cobrado el conocimiento. Queda saber qué legalidad le queda a ANV y cuánto tiempo va a aguantar la Fiscalía los agravios del tal Barrena que es bastante chulo y cansino.

Zapatero tiene la obligación de mostrar confianza para que el personal no tiemble cuando sopla el otoño de la mafia con este viento de sicarios que tan malos recuerdos levanta.
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