Esteban González Pons esperaba un
reconocimiento a su tarea de oposición desde el congreso de
Valencia. Primero se quedó sin cartera de ministro y, el pasado fin
de semana, en Sevilla, consiguió mantenerse en el núcleo duro de
Génova pero sin un ascenso. Tendrá que contentarse con la
vicesecretaria de Estudios y Programas.
Y es que el cónclave
de Sevilla ha dejado un sabor agridulce en ciertos sectores del PP
valenciano. Fue muy sonada la noche del viernes. Desde distintos
medios se ha informado que Alfonso Rus, presidente del PP en la
provincia de Valencia y de la Diputación protagonizó una situación
desagradable.
Rus que, hasta en los actos con medios de
comunicación, se caracteriza por hablar y gastar bromas sobre la
actualidad volvió a dejar su impronta en Sevilla. Al parecer se
'mofó' de ciertos asuntos relacionados con la secretaria general
del PP, María Dolores de Cospedal, y el propio presidente Mariano
Rajoy.
Rus es un defensor del expresidente Francisco Camps. No
ha hecho ningún órdago interno pero, al igual que Rita Barberá, ha
dejado entrever su malestar por la, lógica, pérdida de poder de
decisión que ha sufrido con la llegada de Alberto Fabra al Palau de
la Generalitat.
De hecho, fue Fabra quién impulsó una
comisión de investigación en Les Corts por el escándalo en la
gestión de la depuradora de Pinedo. El conocido como caso Emarsa
afecta a cargos relacionados con Rus y con el PP de Valencia. De
hecho, Enrique Crespo, ex alcalde de Manises tuvo que dimitir como
vicepresidente de la Diputación por su implicación en el caso.
En
el cónclave de Sevilla ni Rus ni Barberá acudieron el sábado por
la mañana al plenario en el que encabezó Alberto Fabra la ponencia
de estatutos. Ese gesto no ha gustado nada. Y, en lo que se refiere a
Rus, ya hay medios en la Comunitat que advierten que Génova podría
castigarle internamente por el desplante y por el incidente del
viernes por la noche.
Fabra consiguió uno de sus objetivos el
sábado. El principal era 'colocar' a José Ciscar,
vicepresidente del Gobierno valenciano, en el Comité
Ejecutivo Nacional del PP. Pons, Rita Barberá,
Gerardo Camps, José Císcar, José Manuel García-Margallo, Federico
Trillo, Susana Camarero y Juan Cotino, son también hombres del PPCV
que están en la lista aprobada el pasado fin de semana.
Pese
a las designaciones sigue habiendo un cierto malestar entre los más
fieles a Camps. El expresidente no estuvo en Sevilla y tampoco ha
sido reconocido por la dirección nacional desde su absolución. No
obstante, su vuelta o un intento por disputar la 'jefatura' de la
dirección regional está descartada.
Este fin de semana,
también se publicó que Lorenzo Agustí, alcalde de Paterna, podría
presentar batalla en el próximo congreso regional. Sin embargo, sus
opciones son nulas. No goza de apoyos en el partido y ni Rus ni
Barberá son de su 'cuerda'. De hecho, siempre se ha
caracterizado por ser un 'verso libre' en la formación de la
gaviota. Hasta ha llegado a acudir a mítines del PSOE en una campaña
electoral.
Con este panorama, el PPCV volvió de Sevilla.
Fabra sigue teniendo el apoyo de Génova. La dirección nacional no
va a consentir ningún pulso interno. De hecho, se valora mucho el
trabajo que está haciendo el dirigente de Castellón para dotar de
normalidad a la actividad política en la Comunitat y para intentar
sanear unas arcas asfixiadas por una deuda excesiva.
Carlos Llopis (Diariocrítico Valencia)
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