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Peligrosas arenas movedizas

miércoles 13 de junio de 2012, 19:13h
La sorpresiva e inesperada renuncia de Javier Arenas a la Presidencia del PP andaluz ha cogido con el pie cambiado no sólo a sus más fieles colaboradores, a la oposición y al electorado, sino a buena parte de los miembros de su partido, y no eran pocos, que se dedicaban a criticar abiertamente su labor poniendo continuas chinas en los engranajes populares y socavando ladinamente la estrategia de esta formación política. Eran los mismos que semanas antes de las elecciones andaluzas acudían enfervorizados a los actos públicos en los que participaba Arenas y los que se desvivían para darle un abrazo preguntándole aquello tan manido de "muy bueno lo tuyo, Javier, eres un monstruo, por cierto ¿qué hay de lo mío?". Lo malo de toda esta "movida" no es solo la orfandad en la que queda un partido herido en sus más profundas raíces por los resultados del 25-M y desesperanzado al comprobar que los andaluces no han confirmado sus expectativas de Gobierno, sino la falta de líderes con el suficiente carisma capaces de aunar voluntades para afrontar un futuro que se nos antoja bastante complicado. Lo peor que le puede pasar en estos momentos al PP andaluz es enfrascarse en una lucha de intereses personalistas para ocupar la vacante dejada por Arenas. Para ello debería fijarse en el PSOE andaluz, dividido entre "chaconistas-griñanistas" y "rubalcabistas-chavistas", pero unido como una piña a la hora de votar por unanimidad ("a la búlgara", lo llaman) al secretario general que elegirán en agosto y que no será otro que Pepe Griñán.

De momento suenan algunos nombres como posibles candidatos a sustituir a Javier Arenas al frente del PP-A, a saber,Juan Ignacio Zoido, alcalde de Sevilla, presidente de la FEMP y diputado autonómico; Carlos Rojas, ex alcalde de Motril y portavoz del Grupo Popular en la Cámara andaluza; Esperanza Oña, alcaldesa de Fuengirola y vicepresidenta segunda del Parlamento andaluz; Juan Manuel Moreno Bonilla, secretario de Estado de Sanidad y número dos del Ministerio que dirigeAna Mato, y José Antonio Nieto, alcalde de Córdoba y parlamentario andaluz. Algunas fuentes, generalmente madrileñas, añaden a esta lista a la ministra de Empleo, Fátima Báñez, pero no parece que esa sea una apuesta con muchas posibilidades de prosperar en estos momentos (hay quien apuesta por un intercambio de puestos entre la ministra y Arenas si Rajoy decide recuperarle en su Ejecutivo), e, incluso a la diputada autonómica y delegada del Gobierno en Andalucía,Carmen Crespo, al presidente del PP de Sevilla y alcalde de Tomares, José Luis Sanz, en horas bajas tras los resultados del 25-M en la provincia, y al alcalde de Mairena del Aljarafe y diputado en el Congreso, Ricardo Tarno. 

Casi todos los citados tienen en común que son "arenistas" hasta la médula y que les une una vieja amistad con el hasta ahora presidente popular a quienes muchos de ellos le deben su ascenso a la dirección del partido y su promoción a puestos claves en la política andaluza y nacional. Ese sería un dato a tener en cuenta a la hora de presentar su candidatura a la Presidencia regional del PP, pero también todos ellos tienen aspectos negativos que les convierten en malos candidatos a la hora de poder disputarle a Pepe Griñán la Presidencia de la Junta de Andalucía. Zoido, su sevillanismo militante que rechaza buena parte de Andalucía Oriental (Málaga, Granada y Almería), clave en los éxitos electorales del PP andaluz; Rojas, que no concita unanimidades tras su rápida carrera hacia el estrellato; Oña, su excesiva vehemencia y el rechazo de parte del partido; Nieto, su bisoñez para lidiar con dirigentes que tienen sus colmillos retorcidos, y Moreno Bonilla, su dedicación exclusiva a la política nacional y a poder ocupar algún día un Ministerio. Una vez celebrado el congreso de julio, sea quien sea el nuevo presidente regional, deberá poner las miras en la búsqueda de un candidato joven, preparado y capaz de plantarle cara a la todopoderosa organización socialista ante las próximas elecciones autonómicas que muy bien podrían tener lugar antes de lo previsto en 2016.

En esta tesitura, la labor de Javier Arenas, dada su experiencia y su larga trayectoria política, deberá de ser fundamental y tenida en cuenta por la nueva dirección del PP andaluz. Hacer borrón y cuenta nueva de toda una carrera vital en el pasado, presente y futuro del centro-derecha andaluz sería como caer en una ciénaga de "peligrosas arenas movedizas" y ahogarse en un pesimismo vitalista (lo del "cortijo socialista") que, antes o después, tiene que romperse por pura salud democrática de Andalucía.   
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