lunes 03 de junio de 2013, 18:10h
Confieso que estoy todavía en primer curso de
Rajoy, y no sé si voy a sacar buenas notas, pero hay algunas decisiones
que ya comienzo a comprenderlas y me producen la misma alegría que
cuando entendí, por vez primera, una ecuación de segundo grado.
Estaba completamente convencido de que pasarían unas navidades
tras otras. Sin que el presidente del Gobierno mostrara sus preferencias
por Guindos o por Montoro. El binomio económico sonríe en las
fotografías, pero los equipos se miran de reojo, y creo que Mariano
Rajoy está encantado de la situación. Pero, claro, como alguien tiene
que presidir la Comisión Delegada para Asuntos Económicos, cuando no
esté él, se ha decidido por Soraya Sáenz de Santamaría, convirtiéndola,
de facto, también, en vicepresidenta de Economía. Que Soraya sea una
chica muy lista no significa que, de la noche a la mañana, se doctore en
Ciencias Económicas, así que tendrá que hacer como Rajoy: escuchar a
Guindos, primero, y a Montoro, después, o al contrario, para tomar
decisiones.
De esta manera -¡Oh, sutilísimo Kaliakatres-Rajoy!- la carrera de
meritoriaje entre el binomio ya no se llevará a cabo con el presidente
del Gobierno, sino con la vicepresidenta del Gobierno. Ya tenía noticias
contrastadas de que los gallegos eran sutiles, pero don Mariano se
supera mes a mes, y demuestra su admiración por el segundo hijo de David
y Betsabé, o sea, por Salomón. Claro que esta decisión más que
salomónica parece galaica, quizás porque nuestro Presidente es una
especie de Salomón a la pontevedresa, con matices compostelanos.
No cabe duda que Soraya, con su maternidad recién
estrenada, entenderá la situación, y es posible que hasta llegue a
funcionar esta especie de mènage à trois político, una vez neutralizadas
las discusiones entre los componentes del binomio por la sencilla razón
de que el binomio es un trío.