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Dietas

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viernes 21 de junio de 2013, 13:14h
        Jeffrey Friedman es un investigador de la Universidad Rockefeller de Nueva York dedicado al estudio de los procesos moleculares de la ingesta en los mamíferos. En 1994 descubrió la leptina, una hormona que controla el apetito. Por sus investigaciones sobre la obesidad ha recibido el Premio de la Fundación BBVA. Aprovechando su viaje a España, Friedman comió con buen apetito en Arzak, Mugaritz y en Can Roca.

        Para adelgazar hay que hacer ejercicio y comer menos. Ya lo dejó dicho Hipócrates, pero la ciencia no ha aportado casi nada desde entonces; sin embargo, el negocio del adelgazamiento no ha hecho sino multiplicarse, acompañado de mensajes que pretenden culpabilizar a los obesos.

"Cuando se trata del peso -ha dicho Friedman- la gente es reacia a pensar que se trata de un impulso primario [...] La obesidad se percibe como un fracaso personal, y eso es injusto [...] Nuestro trabajo prueba que hay circuitos neurológicos que están presentes en todos los mamíferos y que regulan el apetito de modo subconsciente, igual que se regula la sed [...] El sobrepeso aumenta el riesgo de padecer diabetes, hipertensión o cardiopatías. Pero si alguien está obeso y no tiene esos problemas, no hay evidencias de que tenga que ser tratado o deba comer menos [...] Hacer ejercicio y llevar una dieta saludable está muy bien, pero no hay pruebas de que ello reduzca el peso de modo sostenido".

        Friedman desmitifica muchos tópicos de los que se alimenta el negocio del adelgazamiento:

» La obsesión con las dietas es un fenómeno sociológico y no está de más  recordar que el canon de belleza, o ser delgado o gordo, varía [...] Insistir en que la solución está en el comportamiento del obeso tiene el riesgo de agudizar el estigma social.

» Sabemos que  el diez por ciento de los casos de obesidad tienen un origen genético. ¿Y el otro 90% de los obesos? ¿No tienen fuerza de voluntad? Es razonable pensar que esos casos también tienen un sustrato genético, pero que aún no lo hemos encontrado.

          Preguntado por la posibilidad de que se llegue a un fármaco que sirva para adelgazar, Friedman contesta:

» Seguro que se inventará un fármaco para adelgazar, pero ¿debería usarse por razones estéticas? Hay drogas que hacen que las personas se sientan mejor, pero están prohibidas.

Pero ese fármaco -añado yo- sí servirá para acabar con el feo y peligroso negocio de las dietas y, de paso, con la mala conciencia de los gordos. Lo cual no es poco.
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