La historia interminable

Son muchos los que piensan, y yo coincido con ellos, que la historia de la sucesión de Javier Arenas al frente del PP andaluz la ha diseñado un estratega del PSOE y más concretamente un asesor de Susana Díaz. Porque no han podido hacerlo peor para ellos y mejor para los socialistas. Desde que Juan Ignacio Zoido se hizo cargo del partido, en el congreso extraordinario de Granada en el verano de 2012 y tras la amarga victoria electoral de las elecciones andaluzas de marzo que no le dieron la Presidencia de la Junta a Javier Arenas, todo ha sido un verdadero despropósito. Primero porque Zoido nunca debió de ocupar una Presidencia del PP-A a la que llegó forzado por las circunstancias y obligado por su mentor para evitar que el partido, ganador de las elecciones pero moralmente hundido al no conseguir la anunciada mayoría absoluta, se fracturara provincialmente entre los seguidores de Arenas y los que le culpaban de no haber aprovechado la caída en desgracia de Pepe Griñán por el fraude de los EREs. Segundo, porque esa transición distaba mucho de ser ejemplar y de cerrar las heridas abiertas por un relevo, el de Arenas, ciertamente traumático. Y tercero porque no se dio paso entonces a alguna jóven figura que, como en el caso deSusana Díaz, pudiese recoger la antorcha de un partido que, por primera vez en la historia de la democracia española, batía al PSOE en su propio terreno, y gobernaba en las ocho capitales andaluzas y en cinco diputaciones, un activo que hubiese sido impensable hace tan sólo una década.

Desde entonces todo ha sido remar a contracorriente, barajar nombres de posibles aspirantes, jugar a conspiradores de opereta, poner piedras en las ruedas y dejar en manos de Ferraz, ya sea en Cospedal o en Rajoy, la decisión última de quién será el candidato que ha de enfrentarse a Susana Díaz en un pulso que cada día se decanta más hacia el fracaso. Desde el pasado mes de noviembre, Juan Ignacio Zoido dejó bastante claro que renunciaba a ser el candidato del PP a la Presidencia de la Junta y a mantenerse como lider del partido para centrarse en la Alcaldía de Sevilla. Desde entonces comenzaron a barajarse varios nombres para sucederle: El secretario general del PP-A, José Luis Sanz, alcalde de Tomares y senador, quien contaba con el apoyo de María Dolores de Cospedal y del propio Zoido; los ministros de Agricultura, Miguel Arias Cañete, y de Trabajo, Fátima Báñez; el alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto; la delegada del Gobierno en Andalucía, Carmen Crespo; y el secretario de Estado de Asuntos Sociales, el malagueño Juan Manuel Moreno. Parece que los dos ministros se cayeron pronto de la lista ya que ambos comunicaron a Rajoy su negativa en redondo a volver a Andalucía, por lo que ganó bastantes enteros la figura de Sanz, un experto conocedor de los entresijos del partido y un hombre serio y trabajador que cuenta además con el respaldo de las ejecutivas de Sevilla, Huelva y Jaén.

Todo parecía estar decidido para cerrar el círculo de la indecisión esta misma semana en una cena que iba a reunir en Sevilla a Cospedal, Floriano, Zoido, Sanzy los presidentes provinciales, un nombramiento que se haría oficial en la Junta Directiva del miércoles. Pero todo se fue al traste. Parece ser que una llamada desde Génova volvió a paralizar la peración y forzó la convocatoria de un nuevo Congreso Extraordinario que tendrá lugar el primer fin de semana de marzo y en el que casi con  toda probabilidad, se dará carta blanca a la elección de José Luis Sanz como nuevo presidente del PP-A y candidato a la Presidencia de la Junta. ¿El motivo del nuevo aplazamiento? Simplemente parece que se le quieren quitar argumentos a aquellos que esgrimen el "dedazo" de Madrid. Para ello nada mejor que un congreso abierto que retifique por amplia mayoría el respaldo a José Luis Sanz. Así las cosas, parece que esta historia interminable del candidato del PP andaluz está tocando a su fin. No ha sido, desde luego, la mejor manera de llevarla a cabo, pero, como dijo Shakespeare, "todo está bien si bien acaba", y parece que Sanz es la mejor baza o la menos mala para que toda esta opereta muy propia de Mariano Rajoy, acabe de la mejor forma posible.

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