Política, arte y literatura
martes 06 de mayo de 2014, 08:16h
Si Vd. pudiera viajar
a través del túnel del tiempo
hacia épocas pretéritas, para conocerlas en su esencia, ¿preferiría -pongamos por caso
- hablar con Godoy, con Carlos IV,
Fernando VII o con Francisco de Goya y
Mariano José de Larra?, o dos siglos
antes, ¿con Felipe IV, el Conde Duque de
Olivares o con Diego Velázquez y Francisco de Quevedo y Lope de Vega? Creo
que la respuesta es obvia: los
artistas del pincel o de la pluma
son capaces de sintetizar
con mayor esencia y
contundencia, las luces y las
sombras de una época. Mientras que a
políticos y mandatarios los mueven únicamente el interés
en justificar su acción de gobierno -o
de desgobierno, según los casos-, al arte, casi de forma universal
e ininterrumpida en el tiempo, le interesa fundamentalmente, la búsqueda
de la verdad y de la belleza.
Ese es también el caso
de un
artista chino y disidente (no se
puede ser otra cosa con la realidad
política que está viviendo el gigante
chino en los últimos decenios), que
coincidió en Berlín, ni más ni
menos que con el presidente de
China. El
primero, el artista, es Ai Weiwei, y el
primer mandatario chino,
Xi Jinping.
Desde
principios de abril y hasta el 7 de julio, Berlín
ofrece 3.000 metros cuadrados de instalaciones,
piezas de videoarte, esculturas y fotografías que reflejan la
visión personal, irónica y la mordacidad
política sobre la realidad de la China del siglo XXI, de Ai Weiwei.
Si cualquiera de nosotros tuviésemos la
oportunidad de poder conversar con
uno y otro, el artista y el presidente, con Ai Weiwei y con
Xi Jinping, nos
encontraríamos con dos visiones
absolutamente opuestas de una misma
realidad, la del gigante asiático. Pero
como, probablemente, ni Vd. ni yo
podamos conversar nunca
con ninguno de los dos, nos queda
la alternativa de seguir de cerca
la mirada que los medios de comunicación nacionales e
internacionales (que también tienen siempre muy marcados sus intereses, no lo olvide) nos dan acerca
de la realidad china, o hacer
un extra y, buceando aquí y allá, las múltiples ofertas que
líneas aéreas y establecimientos hoteleros nos dan ahora con internet, y acercarnos un par de días a Berlín a
contemplar, primero, y
sumergirnos después en esa
extraordinaria exposición, que el artista chino
ha denominado "Elocuence", y que se expone en
el Martin Grupius de la capital
alemana.
Y es que son visiones
frontales, irreconciliables, las de arte y política. Mientras el artista
persigue, en principio, y plasma
después en forma de lienzo o de libro,
una realidad incontestable (de ahí el título, "Elocuence", de la exposición de
Ai Weiwei), el otro, el político, busca
exactamente lo contrario, a
saber, esconder, matizar, maquillar esa
realidad (que se lo digan, si no a Xi Jinping).Lo dicho, elija Vd. mismo: arte o política.
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
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