Nadie defiende ninguna idea
viernes 08 de mayo de 2015, 09:41h
Acabaremos
sin saber qué ideas ni qué valores representan tantos partidos políticos como
tenemos porque las cambian de un día para otro y porque suelen hacer justo lo
contrario de lo que prometen a sus electores.
Todos
ellos son cada vez más marxistas, no en el concepto de Karl, sino en el de Groucho:
"Estos son mis principios -decía el
mayor de los hermanos Marx en una de
sus películas-, pero si no le gustan
tengo otros".
Esto
no sólo les sucede a los partidos clásicos -la "casta", que dicen peyorativamente Pablo Iglesias y sus adláteres-, sino también a los recién venidos
a las disputas electorales. Podemos, por ejemplo, en sólo unos meses ha dejado
por el camino sus dos grandes promesas -la renta mínima garantizada y el impago
de deudas abusivas-, para plantear en su lugar un programa que no asuste a las
clases medias.
Sobre
este transformismo político ha ironizado Esperanza
Aguirre, uno de los pocos políticos consecuente con sus ideas, para decir:
"Resulta que hoy día todo el mundo es
social-demócrata".
El
parecido de las propuestas electorales en la actualidad es tal que los partidos
suelen reprocharse unos a otros el haberse copiado las ideas, en vez de
congratularse de que sus rivales acaben pensando como ellos. Eso se debe,
probablemente, a que ninguno piense, a que ninguno tenga ideas propias que
proponer aunque resulten antipáticas a parte de la población.
Todo
es consecuencia de que los partidos, nacidos para defender los intereses de un
sector concreto de ciudadanos, acaban por desentenderse de ellos para buscar el
poder por el poder: lo importante no es, pues, explicar sus propósitos programáticos
cuanto difamar a los rivales políticos para desbancarlos.
Así
no es de extrañar que los grandes debates, como el de Podemos y Ciudadanos, no
sea sobre sus respectivos pensamientos de cómo regenerar el país, sino si uno
está financiado por Nicolás Maduro y
el otro no tiene ni pajolera idea de cómo se usan las redes sociales.
¡Menudo
nivel!
Diplomado en la Universidad de Stanford, lleva escribiendo casi cuarenta años. Sus artículos han aparecido en la mayor parte de los diarios españoles, en la revista italiana Terzo Mondo y en el periódico Noticias del Mundo de Nueva York.
Entre otros cargos, ha sido director de El Periódico de Barcelona, El Adelanto de Salamanca, y la edición de ABC en la Comunidad Valenciana, así como director general de publicaciones del Grupo Zeta y asesor de varias empresas de comunicación.
En los últimos años, ha alternado sus colaboraciones en prensa, radio y televisión con la literatura, habiendo obtenido varios premios en ambas labores, entre ellos el nacional de periodismo gastronómico Álvaro Cunqueiro (2004), el de Novela Corta Ategua (2005) y el de periodismo social de la Comunidad Valenciana, Convivir (2006).
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