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Francisco López Medina
Comandante de líneas aéreas.
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Francisco López Medina Comandante de líneas aéreas.

LA SONRISA

Esta profesión a la que me dedico junto a miles de afortunados, tiene unas especiales características que afectan la vida y personalidad de los que la practicamos .Pero hoy quiero compartir con todos una sensación nueva, una experiencia nueva.

lunes 08 de febrero de 2016, 19:06h

Aunque todos tendemos a la rutina, y sin darnos cuenta entramos en un bucle de repetición en el que la monotonía nos invade, gracias a Dios, este trabajo tiene poco de eso ya que no hay dos vuelos iguales aunque sea entre los mismos destinos y en el mismo día.

Por ser ya antiguo en el escalafón de la compañía , hace unos meses me ofertaron cambiar de tipo de avión, y he aceptado. Llevo casi un mes sin volar, tan solo como pasajero durante las fiestas navideñas pero eso no cuenta. Llevo casi un mes estudiando mucha materia, practicando y examinándome sobre conocimientos y pericia aeronáutica. Casi un mes de mucha tensión y nervios.

¿Qué consecuencias tiene esto para mi? Pues a priori parece que ninguna ya que volar es volar y siempre me gusta, pero en este trabajo se junta el placer con la devoción. Este nuevo tipo de avión es lo que en aviación comercial podría llamarse una meta de las más altas ( si no la que más ). A partir de ahora volaré a sitios y países lejanos, nos embarcaremos en viajes largos, a horas extrañas y por períodos extensos de tiempo.

Pasaré muchas noches a solas en la cabina del avión con un compañero en silencio, absortos en nuestros pensamientos, mientras un infinito manto de estrellas nos vigilan desde allá arriba. La Luna llena sobre el Atlántico, las lluvias de estrellas, los amaneceres sobre Azores, las puestas de Sol rojizas sobre el Caribe, los Andes…a partir de ahora mi horizonte se amplía hasta más allá del Pacífico…

Tras este mes de intenso estudio y camaradería con los compañeros de curso, hace tan solo unos días me subí por primera vez en una butaca que ya conocía como piloto de relevo, que había visto infinidad de veces, pero ayer lo hice como Comandante.

Iba muy concentrado, tan solo pensaba en hacerlo bien, estaba en “modo avión” por llamarlo de alguna manera. Por supuesto no iba solo, me acompañaba un gran profesional compañero Comandante Instructor que, haciendo las labores de copiloto, me ayudó mucho y me enseñó esas cosas que no están en los libros. Gracias José Ramón, gracias a todos lo que durante todos estos años me habéis enseñado y entrenado en cada sesión de simulador, en los cursos de refresco y como no, en cada vuelo. Cada día se aprende algo y siempre hay un compañero dispuesto a enseñarte. Por supuesto he de dar las gracias también a toda la familia que ha estado siempre ahí ayudando y aguantándome.

Iba concentrado, tras prepararlo todo muy concienzudamente, allí estaba el avión: grande, alto, largo…Impresiona verlo por primera vez desde esta nueva perspectiva como Comandante, ya que anteriormente era solo un avión que como copiloto me permitía vivir bien.

Una gran tripulación auxiliar que dobla en número a la que yo estaba acostumbrado, muchos pasajeros, todos los datos son impresionantes: combustible, pesos, velocidades, distancias...todo a lo grande. Y finalmente nos ponemos en marcha y me siento en un estado de alerta, tensión controlada. Siento en mis manos cómo avanza despacio y elegante.

“Entramos en la pista para el despegue”. Potencia al 60%, los parámetros de motor ok, suelto los frenos, aplico la potencia de despegue, acelerando rápidamente tiro de él mientras siento como sube, son fracciones de segundo en las que ambos somos uno, y con suavidad pero con fuerza y determinación despegamos. Todo pasa realmente rápido, bastante rápido. Todo lo voy grabando en mi mente para repasarlo después y aprender, corregir errores y pulir detalles para la próxima vez.

Estamos ya en nivel de crucero y de repente me doy cuenta de la realidad, salgo de mi tensión y mi “modo avión” y miro sobre mi hombro izquierdo y allí está el winglet, la punta del plano, allí fuera, mirándome y acompañándome. Y es en ese momento, que una sonrisa me asoma en la cara.

Sigo sonriendo aún…

Les saluda una vez más su Comandante, deseando que tengan un feliz día y volverles a ver nuevo a bordo.

Francisco López Medina

Comandante de líneas aéreas.

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