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Un ministro menos en Canarias

- Un experto en economía caribeña y provocar crisis en el PP que cae ahora por fuego amigo

viernes 15 de abril de 2016, 11:52h

Está convencido de que el ‘tiro de gracia’ procede del fuego amigo, de que en su propio partido a alguien no le gustaba que su nombre sonara en los planes -más bien ensoñaciones- para nombrar un presidente del Gobierno ‘de transición’. José Manuel Soria no se propugnaba abiertamente, pero se dejaba querer. Suficiente para dictar su ejecución política. Su imagen altiva, demasiado parecida a Aznar, y su arrogancia para no reconocer lo evidente ha hecho el resto. Probablemente se haya cargado, además, cualquier resquicio para que la ‘gran coalición’ que busca su decepcionado jefe pueda salir adelante: el golpe para Mariano Rajoy puede haber sido definitivo.

Un ministro menos en Canarias
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(Foto: EP)

Quienes lo conocen en las distancias cortas afirman que Soria no es en absoluto el típico ministro por encima del bien y del mal. Anoche mismo, uno de ellos aseguraba que la espiral de explicaciones contradictorias -y por tanto sospechosas- del ahora ex titular de Industria y ex líder del PP canario le había cogido por sorpresa. Que él le creyó en sus primeras explicaciones del lunes… luego empezaron a surgir las dudas. Que quedaron totalmente despejadas cuando nos llegó la noticia de que no asistiría al consejo de ministros de este viernes.

No es el primer ‘lío’ en que se mete José Manuel Soria, aunque hasta ahora ha conseguido salir indemne de todos. Con el primero, el ‘caso Bango’, incluso consiguió que medios como El Mundo fuesen condenados por hacerse eco de las acusaciones de favorecer a ciertos constructores del archipiélago. Fue a finales de los 90, con el bastón de alcalde de la ciudad que le vio nacer el 5 de enero de 1958, Las Palmas de Gran Canaria, en sus manos. Era el despegue de su carrera política y no sólo consiguió salir indemne, sino que entró en el siglo XXI al frente del PP regional tras la dimisión de José Miguel Bravo de Laguna, víctima del desastre electoral provocado por el escándalo.

Soria se había estado preparando desde que consiguió colocarse como analista de mercado para la embajada española en Caracas en 1980. Un par de años que le sirvieron para conocer los intríngulis de la economía caribeña en una Venezuela que no tenía nada que ver con la de hoy y prepararse para ingresar en el Cuerpo de Técnicos Comerciales del Estado, en el que actualmente se encuentra en excedencia.

Soria consiguió así meter la cabeza en la Administración, primero como asesor del Gabinete del Ministro de Economía y Hacienda entre 1986 y 1987, con nada menos que Carlos Solchaga como titular de la cartera. En los años siguientes ejercería como jefe de Gabinete del secretario de Estado de Comercio, a la sazón Apolonio Ruiz Lígero, y se sentaría en los consejos de varias empresas públicas.

Su salto a la política canaria y sus primeros éxitos electorales antes de que el PP canario se sumiera en una grave crisis interna -escisión incluida- se consolidó con el ‘dedo divino’ de José María Aznar, que lo designó como el ‘candidato oficial’. A trancas y barrancas, escaló puestos en la gobernanza del archipiélago hasta llegar a vicepresidente y consejero de Economía a las órdenes de Paulino Rivero, líder de Coalición Canaria. La pujanza de otro político canario también hoy caído en desgracia, el socialista Juan Fernando López Aguilar, obligó a unir fuerzas a dos enemigos hasta ese momento irreconciliables.

Su ascenso en Canarias fue paralelo al de su influencia en el PP nacional, donde Soria también ha protagonizado algunas crisis que han dejado huella. Entre ellas la que provocaría la marcha de María San Gil abriendo en canal al partido en el País Vasco. Ambos, junto a Alicia Sánchez Camacho, debían redactar una ponencia política para el XVI congreso nacional del PP. La penúltima, el enfrentamiento con sus compañeros de Castilla y León, donde seguramente celebran hoy su dimisión.

Pese a que en Canarias los casos Eolo, Salmón y diversas causas judiciales le perseguían de cargo en cargo, Mariano Rajoy recompensó a Soria en 2011 con la cartera de Industria. Empezó resucitando la central nuclear de Garoña y se encargó de dar la cara, por ejemplo, en el cambio del sistema de nombramiento del presidente de RTVE que ahora Podemos, PSOE y C’s sitúan entre las primeras reformas del PP que derogará el ‘Gobierno del cambio’ si alguna vez llega a formarse.

Soria se prometía una carrera aún más brillante en la nueva etapa del PP. Sin embargo, el superviviente nato del PP -con el permiso de Javier Arenas- ha cavado su propia tumba en apenas un par de días. La sucesión de explicaciones retorcidas y confusas desembocó en la bronca pública del martes pasado entre el aún ministro, el jefe de Gabinete de Rajoy, Javier Moragas, y la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, en los pasillos del Congreso. Fue poco antes de una nueva rueda de prensa que acabó aún peor que las anteriores.

Desde ese momento, pese a la defensa ‘por omisión’ de sus compañeros e incluso del propio Rajoy, en Moncloa se buscaban fórmulas para una nueva situación inédita en la joven democracia española: cómo ‘dimitir’ a un ministro en funciones que, en teoría, ya lo está. Al final, tras una nueva revelación -su nombre en el paraíso fiscal de New Jersey, se decidió que lo mejor era que retrasase su reloj una hora: un ministro menos… en Canarias.


- Soria renuncia a sus funciones como ministro de Industria

- Soria fue administrador de una sociedad registrada en el paraíso fiscal de Jersey

- El Gobierno se suma a un acuerdo contra las sociedades opacas

Un ministro menos en Canarias
(Foto: EP)
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