La cita, a las ocho y media de la noche del lunes en la sede federal del PSOE, en Ferraz 70. El frío pelón que hacía en la calle invitaba a entrar cuanto antes en un local caliente y confortable. Un tropel de periodistas, muchos más de los que cubren habitualmente las ruedas de prensa de los lunes de Pepiño Blanco, -convertidas ya en ‘el día de la marmota’ por sus reiterativos mensajes- , bajaban alegres y entregados a encontrase con el núcleo duro de la dirección del PSOE para festejar con ellos el final de año. Pero, hete aquí, que al entrar en la sala en donde habitualmente se reúne el Comité Federal del partido o tienen lugar los grandes eventos protagonizados por Zapatero, en donde se celebraba la fiesta, la temperatura ambiente no invitaba a quitarse ni el abrigo, ni los guantes, ni nada de nada.
Pero a Blanco, que como buen anfitrión ya estaba esperando a sus invitados atrincherado tras su bufanda, no pareció importarle. El secretario de Organización del PSOE se había empeñado justo ese día en ahorrar energía, ¡vaya por Dios!, e hizo caso omiso a las numerosas quejas de los periodistas y compañeros de partido que le pedían encarecidamente que pusiera la calefacción -si es que la había- un poco más alta.
Para entrar en calor, los que nos infiltramos en la fiesta, decidimos que lo mejor era tomar una copita -o dos- y deambular de acá para allá en busca de alguna noticia y algo que llevarse a la boca del cóctel servido por primera vez por la empresa Vilaplana, mejorable pero infinitamente mejor que el ofrecido en años anteriores ‘made’ en la propia cafetería de Ferraz. Aunque a decir verdad, se echó de menos los productos gallegos que Blanco hacía traer de su tierra otros años.
En los corrillos las estrellas eran Maribel Montaño, la secretaria de Igualdad de la Mujer de la Ejecutiva del PSOE, y el concejal Pedro Zerolo, que se empleaban a fondo para convencer a todo el que se les acercaba que la propuesta del partido de ampliación de la Ley del aborto no era fruto del debate abierto por el escándalo de las clínicas abortista, no, sino que lo llevaban fraguando hacía varias semanas. Vale.
Por la sala conversaban amigablemente el asturiano Álvaro Cuesta, el flamante alcalde de Getafe, Pedro Castro, elegido recientemente presidente de la Federación de Municipios y Provincias (FEMP), y Abel Caballero, encantado con el bastón de mando de la alcaldía de Vigo. A pocos metros, el siempre sonriente Juan Fernando López Aguilar, feliz con su regreso a ‘casa’ (será de nuevo diputado al Congreso por Las Palmas). También se tomó una copita el portavoz parlamentario Diego López Garrido y su ‘segundo’, Julio Villarrubia, un diputado con poca proyección mediática pero encantador y muy trabajador al que Blanco -el ‘repartidor’ de escaños- parece que ya ha confirmado en la lista por Palencia.
También acudió a la llamada el portavoz del Senado, Joan Lerma, muy ocupado como presidente de la gestora de Valencia, en donde el lío estallará de nuevo tras las elecciones de marzo y si no, al tiempo. Junto a Lerma, Mar Garay, la eficaz jefa de prensa del Grupo Socialista de la Cámara Alta. También se acercó por Ferraz Jesús Serrano, directo de los servicios de prensa del Congreso. Y Lourdes Camino, jefa del Gabinete de Rubalcaba, y Julián Lacalle que se retiró pronto, quizá para estar ‘fresco’ al día siguiente dado que por la mañana también había copichuela en Moncloa...
Y la verdad es que salvo a José Andrés Torres Mora, uno de los asesor de cabecera de Zapatero y a la diputada por Valencia Carmen Montón, -que se apuntó junto a López Aguilar a la segunda copa- no recordamos haber visto a muchos dirigentes más de los citados entre las docenas y docenas de periodistas que abarrotaban la sala, que afortunadamente íbamos entrando en calor a medida que avanzaba la tarde.
Lo mejor, sin duda, la botella, - o mejor dicho, botellón- de Albariño que a la salida regalaba el PSOE para celebrar la llegada del 2008. Obsequió, como no, de Pepe Blanco.
Ambiente 7
Canapés 6