Sarasola, detenido el pasado domingo en Arrasate-Mondragón (Guipúzcoa), se negó a declarar pero denunció supuestas torturas de la Guardia Civil durante el interrogatorio en el que admitió su autoría del atentado.
Según el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el informe forense de la Audiencia Nacional, Sarasola había dicho hasta el momento que no había sido objeto de malos tratos en la detención.
Su compañero Igor Portu, sin embargo, afirmó, primero ante un juez de San Sebastián y luego ante Grande-Marlaska, que sufrió las lesiones como consecuencia de su arresto, que no opuso resistencia y que fue golpeado por agentes de la Guardia Civil.
En el auto de prisión de Sarasola, el magistrado de la Audiencia destaca que existen coincidencias en el testimonio de ambos etarras en lo relativo a aspectos concretos de su denuncia de malos tratos, pese a la situación de incomunicación en la que se encontraban los dos hasta este viernes.
Grande-Marlaska acusa a Sarasola de los mismos delitos que el jueves imputó a Portu. En concreto, le imputa un delito de integración en organización terrorista, otro de tenencia de armas y explosivos —los intervenidos en los zulos de Sabiñánigo (Huesca) y Lesaka (Navarra)—, dos de asesinato por los dos ecuatorianos que fallecieron en la T-4 y otros dos delitos de estragos: uno por la explosión de Barajas y otro por la autocaravana que los terroristas hicieron estallar en un descampado de Castellón el pasado agosto.
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