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Perico recomendado

Perico recomendado

domingo 20 de enero de 2008, 15:14h

 

Hugo Chávez no engaña a nadie y él mismito (¿se mató?) termina por confesar sus cartas bajo la manga; cuestión de tiempo.

 

Como no le cuesta mentir, miente hasta a su médico: si le duele en la rodilla dice que el dolor es en el codo. Y niega hasta las evidencias aunque, al final, se sepa todo y él se sienta orgulloso de que se sepa.

 

Al cabo de muchos años, de recibir y retribuir, de estrecho contacto, de abrir caminos en la selva para la entrega de armas y facilitar el ingreso de la droga, Chávez se confiesa, finamente, partidario de que a las FARC y al ELN se les deje de llamar terroristas y se les reconozca como "fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político que aquí es respetado".

 

Dicen que en el amor no hay crímenes ni delitos. Marulanda agradece que los suyos no sean tomados en cuenta por el mandatario venezolano y se hace bolivariano: "Nuestro padre, el Libertador Simón Bolívar nos enseña que cuando el poder es opresor, la virtud tiene derecho a anonadarlo" (no por solemne y anonadante la frase deja de ser tramposa, ¿cuál virtud?). Chávez le corresponde y confiesa, ante atónitos embajadores, invitados a la presentación de su mensaje al país en la Asamblea Nacional, que consume pasta de coca todas las mañanas: "En Bolivia es todo un sistema económico y social, yo la recomiendo", dijo. "¡No nos habíamos presentado!", comentaría un periquero.

 

La mayoría de los movimientos guerrilleros surgidos en América Latina no resistieron muchos años sin desvirtuarse, desviarse o corromperse.

 

En Venezuela fueron eliminados antes de que los alzados terminaran por matarse unos con otros, la aventura del Che en Bolivia fue revelada prematuramente por él mismo (se hacía tomar fotos y las dejaba por todas partes); en Perú los "senderistas" se imponían por el terror y fueron acabados (o casi) de la peor manera; en otros países las guerrillas no pasaron de ser brotes fallidos; y en Colombia, un movimiento de origen campesino, con más de cuarenta años de existencia (FARC), aparece convertido en una guerrilla bandolera, especializada en secuestros, narcotráfico y extorsión, con un presupuesto anual que, según la revista Semana, supera los mil millones de dólares (la mitad del monto destinado a la educación en el país).

 

Ahora quiere el reconocimiento a un proyecto político que no existe y que, sin embargo, cuenta con todo el apoyo de Chávez, probablemente porque él tampoco lo tiene. El Mundo, de Madrid, cita "una fuente del Ministerio de Exteriores venezolano" que anuncia una nueva etapa para las FARC, con embajadas en Caracas y otras capitales afines al régimen chavista, dado a consumir la pasta y a ponerla.

 

Pedro Llorens
pllorens@ el-nacional.com
Periodista

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