La fiesta de la Comunidad de Madrid ha congregado en esta ocasión a más de 2.000 personas invitadas a la recepción que todos los años ofrece el Gobierno regional y su presidenta,
Esperanza Aguirre, en la Puerta del Sol, con motivo del Día de la Comunidad de Madrid. Pero este año el evento era especial: por un lado, la fiesta de Madrid ha coincidido con el
Bicentenario de la Guerra de la Independencia; por otro, las peleas internas dentro del PP eran un acicate para pasarse por la Real Casa de Correos.
Era un acicate porque uno de los encuentros más esperados era el de
Esperanza Aguirre, el líder del PP,
Mariano Rajoy, y el alcalde de Madrid,
Alberto Ruiz-Gallardón. Hubo saludos efusivos, los besos de rigor, y la foto con los tres totalmente sonrientes. Pero, sin duda, la procesión iba por dentro. El morbo se hallaba en que éste era el primer encuentro público entre Rajoy y Aguirre desde que Rajoy la invitara, en un mitin en Elche, a
"marcharse al partido liberal".
En un principio, Rajoy no tenía previsto asistir a este acto, pero dada la situación interna en el PP cambió de planes: tuvo que levantarse a las seis de la mañana para llegar a tiempo a los actos del bicentenario, ya que se encontraba pasando unos días en su Pontevedra natal.
Detrás de los besos y abrazos efusivos, las distancias. Aguirre, vestida de verde fosforito –sería difícil no distinguirla entre la multitud- y como anfitriona del acto, de pie en el escenario; en primera fila entre los invitados, Ruiz-Gallardón, pero al lado de la ministra de Vivienda,
Beatriz Corredor, antigua concejala y única representante del Gobierno socialista en el evento. Rajoy, al lado de la presidenta de la Asamblea de Madrid,
Elvira Rodríguez, una mujer que ya fue compañera suya en el Gobierno de
Aznar y que hace piruetas para no quebrarse en un lado –Aguirre- o en el otro –Rajoy-, y
Manuel Pizarro, el ‘fichaje’ estrella, junto
a Soraya Sáenz de Santamaría, la mano derecha de Rajoy en el Grupo Parlamentario. Es decir, que todos estaban juntos, pero no revueltos.
Presencias contra ausencias
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La sede de la Comunidad de Madrid era un hervidero de gente: periodistas, políticos, militares, magistrados, empresarios, sindicalistas y del mundo del deporte, el arte, de los espectáculos y de la curia. Y mucho
pepero, claro, desde los anfitriones de la Comunidad, encabezados por
Ignacio González, Juan José Güemes o Antonio Beteta, hasta de la ejecutiva nacional del partido o del Grupo Parlamentario, como la propia Soraya –todo sonrisas-,
Cristóbal Montoro,
Gabriel Elorriaga,
Juan Carlos Vera,
Miguel Ángel Cortés,
Pío García-Escudero,
Teófilo de Luis, o la senadora
Rosa Vindel.
Hubo, no obstante, dos grandes y significativas ausencias que pesaron como una nube negra:
la del ‘dimitido’ Eduardo Zaplana –tampoco hubiera tenido sentido su presencia en este acto después de dejar el escaño y fichar por telefónica- y, sobre todo, la del secretario general ‘saliente’,
Ángel Acebes, de quien nadie duda que será relevado en el XVI Congreso del PP el próximo mes de junio en Valencia.
Del resto de grupos políticos –todos en la oposición en Madrid-, allí estaban formando corrillos los de IU
Gregorio Gordo,
Ángel Pérez,
Miguel Reneses e
Inés Sabanés, que bastante tienen con su crisis internar. Por parte socialista pudo verse a
David Lucas, portavoz en el Ayuntamiento; a la ministra Corredor, ya citada; a
Rafael Simancas, y a dos
viejas glorias ya como
Joaquín Leguina y
Pepe Acosta. Y del resto, hasta dos mil, además de los galardonados, a
Fernando Martín, de Fadesa, o al general
Sabino Fernández Campo. Éxito de multitudes, por tanto.
Viernes de concertación, sábado de pasión
Fue significativo el hecho de que los asesores de Rajoy le prepararan
unas ‘palabritas’ a la prensa tras el desfile militar que precedió al
ágape. Rajoy quería hablar, era evidente, para lanzar allí, en la Comunidad de Madrid, el centro mismo del
poder aguirrista, la parte más díscola respecto al Congreso del PP de junio, un mensaje de unidad:
“A pesar del ruido que hay, nos vamos a presentar como un partido unido", aseguró Rajoy en esas
‘improvisadas’ declaraciones.
Un mensaje de calado, sin duda, porque allí mismo Rajoy confirmó –acaso para limar asperezas- que dará oportunidad a
"quien lo merece y tiene ganas de trabajar" y que
"no se ganan amigos por la vía de la sustitución, sino por la vía de la ampliación". Es decir, la confirmación de cargos como paso previo a dar por zanjada su polémica con Aguirre:
“Está absolutamente zanjada en el supuesto de que hubiera existido".
"Las cosas están mucho mejor que hacer quince días, y dentro de quince días estarán mejor de lo que puedan estar ahora". Es la percepción de Rajoy; un optimismo que compartió en los corrillos su mano derecha en el Congreso de los Diputados, Soraya Sáenz de Santamaría, un valor más que en alza en el PP y que intenta controlar un Grupo Parlamentario que parece incontrolable. Por cierto, que la gente próxima a Soraya no cree que sea cierto ese rumor de que uno de cada cinco diputados populares esté planeando una rebelión.
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A ese plano de la ‘concertación’ se unieron también tanto el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón –que recibió, no obstante, un saludo muy breve y menos efusivo que a Rajoy por parte de Aguirre-, y el número dos de la presidenta regional, Ignacio González, vicepresidente de la Comunidad de Madrid.
Para Ruiz-Gallardón, en un día de fiesta como hoy, en el que se celebra el alzamiento del 2 de mayo de 1808,
no es momento de peleas, sino de llevarse bien,
"incluso, ¿por qué no? los políticos de un partido con los políticos del mismo partido". O, lo que es lo mismo, que “mientras duran las fiestas, no puede haber discordias ni puede haber peleas… Felices fiestas a todos”.
En ese mismo tono conciliador, pero algo bromista, Ignacio González dijo a
Diariocrítico que discrepancias las hay, claro, como en todos los partidos, pero que son, en todo caso, sobre postulados políticos y que todas tienen solución. Ahora bien, inmediatamente después se mostró abierto a
"conocer" la propuesta de primarias que llevarán al Congreso del PP los díscolos compromisarios del madrileño distrito de Salamanca:
“Todos los procedimientos que sirvan para tomar mejor las decisiones siempre son buenos".
Había ánimo de conciliar, sin duda, pese a que el XVI Congreso del PP en Valencia se contempla de forma complicada. Por ejemplo, entre los asistentes se encontraba el presidente del PP del distrito de Salamanca,
Iñigo Henríquez de Luna, aludido por Ignacio González, el hombre que está haciendo lo posible por hacer tambalear al ‘aparto’ de la calle Génova
con petición de primarias.
Medallas, desfiles y ofrendas
A primeras horas de la mañana, Aguirre visitaba el Cementerio de La Florida para colocar una tercera corona de laurel ante la lápida de los Héroes del Dos de Mayo. Luego llegó la entrega de Medallas de la Comunidad de Madrid, que este año han correspondido, en su categoría de Oro, al tenor
Plácido Domingo y al Getafe Club de Fútbol.
La Medalla de Plata se concedió a título póstumo, a
Eugenio Arias, amigo y peluquero de
Picasso fallecido esta semana, y otras diez medallas a EADS CASA;
José María Fernández Sousa; al nstituto Complutense de Alcalá de Henares por sus 75 años; a los colegios Tajamar de Vallecas y San Patricio, en su 50 aniversario, y al "Virgen de Navalazarza", de San Agustín de Guadalix.
A mediodía tuvo lugar la parada militar en honor a los héroes del Dos de Mayo, tras la que Aguirre, acompañada por Ruiz-Gallardón y autoridades militares depositaron una corona de laurel en la lápida de los Héroes del Dos de Mayo de la Puerta del Sol y otra ante la que recuerda a las víctimas del 11-M.