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¿Volar Cibeles?

jueves 08 de mayo de 2008, 09:26h
Tiene poca gracia esto del fax anónimo que amenaza con volar el Palacio de Cibeles, en el que el alcalde tiene despacho y ambiciones de poder, si no le entregan a ese supuesto chantajista medio millón de euros; por cierto, en qué poco valora ese despreciable gracioso el antiguo Palacio de Telecomunicaciones, pero si medio millón de euros es casi lo que ha costado arreglar el despacho de Gallardón y adecentar las inmediaciones.

Ya sé que éste edificio no es una de las mejoras obras que el arquitecto Antonio Palacios dejó en nuestra ciudad, pero hombre, más de medio millón de euros sí que vale. El anónimo chantajista puede ser un gracioso, un cesante, un paseante o un político en paro que tiene demasiado tiempo libre y no sabe en qué gastarlo.

Puede ser un especulador que esté viendo bajo las ruinas del edificio el solar más caro de todo Madrid y sueñe con construirlo. Puede ser alguien que no soporta que el Ayuntamiento de la Villa y Corte haya dejado su sede histórica de la plaza de la Villa para venirse al Palacio de Cibeles. Puede ser un antimadridista con mala leche, que piense que en la voladura va incluida la estatua de la diosa, que es el centro de celebraciones y banquetes coperos del equipo blanco. Puede que sea un parado en apuros que intente obtener dinero a cambio de una aparatosa amenaza, en cuyo caso, por el mismo precio, podría haber elegido otro objetivo más modesto y asequible. Puede tratarse de un loco romántico que quiera ocupar el espacio que hoy ocupa este Palacio y que un día ocupó la histórica ermita de San Juan, cuando el Retiro llegada hasta el mismo paseo del Prado.

Sea cual fuera el autor anónimo y el objetivo, se trata sin dudar de una broma de mal gusto, de una gamberrada que debe ser perseguida hasta dar con el responsable de esa fechoría fáxica, porque con tanto loco suelto, nunca se sabe a lo que puede llegar una amenaza, y me duele como madrileño que puedan volar el Palacio de Cibeles, pero me inquieta como persona que nos alcance a quienes somos vecinos de ese Palacio. Habrá quienes desechen la amenaza por descabellada, por ser imposible entrar en las instalaciones y colocar los explosivos, pero vista la facilidad con la que unos sujetos se suben a la Cibeles y cuelgan una bandera republicana y otra iraní ante la numerosa presencia municipal que custodia la sede del Ayuntamiento, cualquier cosa es posible.
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