Y como lo importante en un restaurante es la comida, pues vamos a ello. No es una oferta demasiado novedosa o atractiva. La carta es simplemente correcta.
En ensaladas no están mal. Nosotros tomamos una de pimientos del Piquillo y anchoas que estaba rica (aunque parca en anchoas y pródiga en vinagre). Y otra, bastante más completa, que era la de yemas de espárragos gordos con bonito que lleva una salsa muy buena. También probamos la tempura de verduras crujientes. En este caso la presentación era mejor que la elaboración, lo cierto es que el rebozado iba por una parte y la verdura por otra.
Entre los segundos hay bastante variedad de carnes y pescados. Pero nosotros elegimos lo que ellos llaman
“nuestra clásica merluza” rebozada y la verdad es que será clásica pero el resultado no es nada del otro mundo.
Para postre Tarta de Chocolate Alkalde, contundente y recomendable para los adictos al chocolate.
La carta de vinos es correcta, sin grande aportaciones. Y para los fumadores de puro la buena noticia es que tienen carta, en la zona de fumador, claro.
Y sobre el precio, como casi todo lo que se sale un poco de lo común. Entre 50 y 70 euros por persona. Carísimo para la calidad de los platos. Aunque nosotros nos permitiremos otra vez ese capricho. Con la paga de julio, si es que el verano llega y podemos ir a la terraza.
Claro que también se puede uno acoger al menú de mediodía en las jornadas laborables. Por nueve euros uno puede salir relativamente comido. Pero eso aún no lo hemos probado, así que ya lo comentaremos en posterior entrega.
Calificación:
Ambiente, 10 (ambiente in-comparable), servicio, 7 (fuimos cuando no había apenas clientela. No son cordiales ni demasiado personales; ya se sabe cómo anda la hostelería…), comida, 6 (la “
clásica merluza” no es precisamente la mejor de Madrid. Falla algo la cocina, las cosas como son).