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El ajo inhibe la muerte celular en casos de infarto cerebral

El ajo inhibe la muerte celular en casos de infarto cerebral

domingo 20 de julio de 2008, 23:41h

Científicos de la UNAM y del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez (INNNMVS), encontraron que el extracto de ajo envejecido reduce, e incluso inhibe, la muerte celular en un modelo experimental de isquemia cerebral.

La sustancia retrasa temporalmente los mecanismos patológicos que llevan a la muerte celular, lo que podría alargar el tiempo para que los pacientes reciban un diagnóstico preciso y el tratamiento adecuado, al prevenir el daño que se presenta cuando se reestablece el flujo sanguíneo, informaron Perla Maldonado y Diana Barrera Oviedo, académicas de las facultades de Química y de Medicina, respectivamente.

La también investigadora en el INNNMVS, Perla Maldonado, explicó que la isquemia es la interrupción de la llegada de sangre a cualquier órgano, como el cerebro, a causa de un ataque al corazón o el taponamiento de alguna arteria, como la cerebral media.

Ese proceso se asocia con la reperfusión, reestablecimiento del riego sanguíneo, ya sea cuando se deshace el coágulo que bloqueaba una arteria o al reiniciar la actividad cardiaca, agregó.

El infarto cerebral está asociado a diversos factores de riesgo como: problemas circulatorios, ateroesclerosis, daño al miocardio y diabetes, entre otros, abundó Diana Barrera.

La falta de ejercicio y la alimentación con alto contenido en grasas saturadas y sal, así como el aumento del tabaquismo, el alcoholismo y el estrés, propician el infarto cerebral que en el mundo, según cifras del laboratorio Sanofi Aventis (2006), es la tercera causa de muerte, la primera de incapacidad en adultos y la segunda de demencia.

De los 15 millones de personas que cada año sufren un evento de este tipo en el orbe, cinco millones mueren y otra cantidad igual queda permanentemente discapacitada. En México, representa una alta causa de muerte y la primera causa de hospitalización por motivos neurológicos. Es más común en personas mayores de 65 años, aunque se puede presentar a cualquier edad.

La enfermedad vascular cerebral puede ser isquémica o hemorrágica. El tipo más extendido, en 83 por ciento, es el isquémico, también llamado embolia. El resto aparece como hemorragia o derrame cerebral, y propicia un bajo índice de supervivencia.

El evento vascular isquémico puede presentarse en uno o ambos hemisferios del cerebro. Los síntomas son variados, expuso Maldonado las extremidades comienzan a tener problemas, el entendimiento y la expresión verbal se dificultan y puede presentarse vómito o pérdida de la conciencia.

Asimismo, los daños producidos son diversos y dependerán del tiempo en que se interrumpa la irrigación de sangre al cerebro. Si es de unos cuantos minutos y el flujo se reestablece, no habrá consecuencias. Pero si se prolonga, puede derivar en parálisis, problemas de raciocinio, del habla, de la visión o de coordinación motora, precisó.

De ahí, surgió el interés por estudiar las propiedades de ese condimento en la prevención de la muerte celular cerebral. Se decidió utilizar el extracto del ajo envejecido, que se “añeja” en etanol por meses; al ser menos irritante se puede consumir por tiempos prolongados y en mayor cantidad.

Se realizaron experimentos que consistieron en administrar esa sustancia a diferentes tiempos en roedores: 30 minutos antes, al inicio, y una hora después de la reperfusión. Se midió el área de infarto dos horas después del inicio de la reperfusión y se evaluó cuánto tiempo se mantenía el "efecto protector".

La reperfusión, aclaró Maldonado, es más deletérea o mortífera incluso que la isquemia, debido a la producción de especies reactivas de oxígeno que oxidan a las biomoléculas de las células. De este modo, los compuestos antioxidantes del extracto de ajo las "atrapan" e inactivan, impidiendo que dañen los componentes celulares. Por ello, la muerte celular es menor y, por ende, podrían disminuir las consecuencias en el paciente.

El extracto de ajo mostró ser más efectivo cuando se administra al inicio de la reperfusión, manifestaron. De hecho, reduce totalmente el área de infarto dos horas después de que restablece el flujo sanguíneo; "la muerte celular es igual a cero; es decir, la protección es del 100 por ciento".

El equipo comienza a utilizar una terapia combinada, usando los extractos de ajo envejecido, como antioxidante, y el del mangostán –un fruto carnoso de las Molucas, Indonesia–, para evaluar el efecto de éste último sobre el proceso inflamatorio, que también participa en la muerte celular. Hasta ahora se han encontrado buenos resultados, pues la combinación de ambos reduce significativamente el área de infarto 22 horas después del inicio de la isquemia.

En el futuro, se desea realizar un estudio de proteómica, para evaluar qué proteínas podrían estar participando en el efecto protector que se observa con la terapia combinada y el diseño de un protocolo piloto en pacientes.

En tanto, las universitarias recomendaron el consumo regular de ajo en los alimentos con fines profilácticos o preventivos, para que si en algún momento se presenta un infarto cerebral, sus efectos no sean tan graves, aunque hay que recordar que el daño dependerá del tiempo que dure el periodo de la isquemia.

Asocian asma con frutos secos

Un estudio mostró que las mujeres que consumieron incluso una pequeña cantidad de nueces o frutos secos durante el embarazo tuvieron hijos en los que el riesgo de sufrir asma aumentó hasta 50%

Allison Bullen comió crema de cacahuate a cucharadas mientras estaba embarazada de su hijo Braxton, que cumple tres años en agosto.

Desde que tenía un año, Braxton desayuna casi todos los días pan con crema de cacahuate y está comenzando a presentar problemas para respirar. "Aún no le han diagnosticado asma pero le ha dado laringitis espasmódica dos veces al año", dijo Bullen. "Si sigue así, cuando tenga cinco años le harán exámenes para determinar si tiene asma".

Investigadores en Holanda podrían atribuir esto a que su madre consumió frutos secos durante su embarazo.

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Utrecht mostró que las mujeres que consumieron incluso una pequeña cantidad de nueces o frutos secos durante el embarazo tuvieron hijos en los que el riesgo de sufrir asma aumentó hasta 50%.

En el estudio, presentado en julio en el American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, se les pidió a cerca de 4 mil mujeres embarazadas que analizaran sus hábitos alimenticios y escribieran con cuánta frecuencia comieron vegetales, fruta fresca, pescado, huevo, leche, productos lácteos, nueces y frutos secos durante el mes previo a dar a luz.

Una vez que los niños nacieron, se les dio seguimiento hasta los ocho años, poniendo especial atención a cualquier alergia o síntoma de asma que pudieron haber desarrollado.

El estudio descubrió que los niños cuyas madres reportaron haber comido frutos secos todos los días (en comparación con las que prácticamente no lo hicieron) tuvieron 50% más probabilidades de desarrollar dificultad para respirar u otro tipo de síntomas relacionados con el asma.

"Nos sorprendió mucho ver las asociaciones adversas entre el consumo diario y el consumo ocasional de los frutos secos durante el embarazo y los síntomas de asma en los niños, pues no habíamos visto esto en estudios previos", dijo Saskia Willers, autora del estudio.

No obstante, reconoció que es necesario realizar estudios complementarios antes de aconsejar a las mujeres que no consuman frutos secos durante el embarazo.

Allan Becker, director de Alergias e Inmunología Clínica en la Universidad de Manitoba, señaló que la encuesta no es suficiente para relacionar el consumo de frutos secos con el asma. También dijo que los europeos no comen tantos frutos secos como lo hacen los norteamericanos, lo que significa que la correlación entre los frutos secos y el asma podría ser mucho menor aquí.

Aunque estudios previos han mostrado efectos negativos asociados con la ingesta diaria de frutos secos en mujeres embarazadas, Andree Gruslin, especialista en medicina materno fetal del Hospital de Ottawa, mencionó que comer frutos secos es bueno para las mujeres embarazadas.

"Aunque puede haber una pequeña correlación, creo que es muy importante que las mujeres embarazadas no piensen que deben dejar de consumir este tipo de alimentos durante su embarazo porque los frutos secos son buenos para su dieta", dijo.

Andrea Holwegner, nutrióloga que vive en Calgary, indicó que sólo diría a las mujeres que están esperando un bebé que eviten los frutos secos si existen antecedentes de alergias en su familia. "Todo esto aún no está claro y nadie ha asumido una postura firme sobre lo que debería hacerse", dijo en referencia el estudio mencionado.

 

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