La propuesta de semipeatonalizar la Gran Vía era la mecha que necesitaba el candidato socialista para darse a conocer. Su efecto ha sido similar al de la chupa de cuero con que Trinidad Jiménez salió en la portada de un diario de Madrid y que se convirtió en su tarjeta de presentación. Sebastián ha optado por lanzar una medida agresiva, quizás poco reflexionada, pero que, eso seguro, sabía que no iba a pasar desapercibida.
El efecto ha sido, sin duda, el apetecido. Ha salido en más emisoras, en más periódicos y en más televisiones de lo que esperaba. Ha sido tan fuerte el impacto de una medida que afecta a una calle que se conoce en toda España que ha ocultado otro propuestas interesantes como la de instalar dos tranvías, uno de ellos por la Castellana -vieja idea que he defendido en los últimos años en diversos artículos- o a gratuidad del transporte para quienes tengan menos de 21 años y abono joven para los que tengan menos de 26.
Se podrá decir que son medidas demagógicas estas dos últimas pero lo cierto es que este tipo de propuestas tienen tirón entre la juventud y no nos olvidemos que la participación de este sector de la sociedad madrileña es fundamental cara a las elecciones si se quiere acortar la distancia que, a priori, le separa del alcalde quien prefiere, de momento, mostrarse comprensivo con las inexactitudes del candidato socialista. Una postura que nadie sabe cuánto podrá mantener antes de tener que fajarse en un combate cuerpo a cuerpo.
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