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El beso en España y parte del extranjero

miércoles 24 de mayo de 2023, 09:46h

El pasado jueves 18, la acreditadísima revista Science publicaba un artículo que hacía retroceder hasta en mil años la primera referencia escrita sobre el beso. Con el título The anciant history of kissing, los investigadores daneses Troels Pank Arboll, de la Universidad de Copenhague, y Sophie Lund Rasmussen, profesora en la universidad británica de Oxford, dieron a conocer al mundo el hallazgo de un texto escrito alrededor del 2.500 a.C en la antigua Mesopotamia, al sur del actual Irak, en el que se menciona un encuentro sexual entre el dios Enlil, y la diosa Ninhursag, su hermana o consorte, en el que, así se dice textualmente en el sello de arcilla llamado Cilindro de Barton: "Él la besó". Las divinas carantoñas debieron ser de alto voltaje, porque, tras coito y ósculo subsiguiente: "El semen de siete mellizos embarazó su vientre".

El beso de klimtHasta ahora se creía que las primeras citas textuales sobre al práctica del beso se encontraban en los textos sagrados del hinduismo de hace unos 3.500 años, un milenio después de los escritos en cuneiforme que ahora han visto la luz. No obstante, el que los sumerios y sus herederos acadios inventaran la escritura no quiere decir que inventaran el beso, que parece llevaba mucho inventado por primates de los que descendemos y descienden los bonobos y chimpancés contemporáneos que también se osculean. Sophie, la coautora del novedoso artículo científico de Science, se remite a distintos estudios de antropología evolutiva para explicar que los besos romántico-sexuales: ". evolucionaron con el fin de evaluar aspectos de idoneidad de una posible pareja a través de señales químicas comunicadas a través de la saliva y del aliento, con el objeto de facilitar los sentimientos de apego y la unión de la pareja, además de propiciar la excitación sexual". A mayor abundamiento, Sheril Kirshenbaum, profesora en la estadounidense Michigan State University y autora del libro The Science of Kissing: What Our Lips Are Telling Us, sospecha que nuestra especie ha estado besándose desde el primer instante de su existencia, porque el acto:". promueve una sinfonía de señales químicas de neurotransmisores como la oxitocina y la dopamina, que influyen en cómo pensamos, sentimos y actuamos". Nada menos.

Tablilla sobre el beso de 1800 a.cPero cumplida su parece que imprescindible función en la reproducción de la especie, el beso pasó a convertirse en un icono de la cultura humana. Y dentro de esa amplísima concepción y circunscribiendo la simbología a las artes plásticas y al mundo occidental, la trébede icónica la formarían, por orden cronológico, los besos de Rodin, Klimt y Doisneau.

La escultura de mármol tallada entre 1888 y 1889 por Auguste Rodin y formalmente titulada Le baiser/ El beso, fue inicialmente concebida para formar parte de los bajorrelieves que, representando pasajes de la Divina Comedia de Dante Alighieri, decorarían la El beso de Rodinfachada del futuro Museo de Artes Decorativas de París. El encargo le fue realizado al artista, en agosto de 1880, por el Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes. Rodin se puso a trabajar para dar vida en piedra al momento en que dos personajes históricos, Francesca da Rimini y su cuñado Paolo Malatesta, se besan apasionadamente, poco antes de ser sorprendidos por Gian Ciotto Malatesta, respectivamente esposo y hermano de los amantes, quien les dará muerte para vengar la adulterina afrenta. Los hechos reales, acaecidos entre 1283 y 1286, fueron transpuestos por Dante en el círculo de los viciosos del canto V. Sin embargo, una vez terminada la pieza, Rodin decidió no incorporarla al portal para el que había sido creada, considerando que su ternura poco o nada tenía que ver con la desesperanza que debía caracterizar la entrada al averno. Así, la obra que hoy nos resulta tan familiar, se acabó exponiendo en solitario y por primera vez en París, en 1887 y con el título de Francesca da Rimini, aunque los críticos, debido a la universalidad del lenguaje expresivo, decidieron rebautizarla como Le baiser/ El beso.

Por lo que se refiere al óleo con laminillas de oro y estaño Der Kuss/ El beso, realizado entre 1907 y 1908 por el pintor austriaco Gustav Klimt, representa a una pareja arrullándose y encerrada en su intimidad, dentro de los estilos Art Nouveau y Arts and Crafts, pero con referencias al arte de todos los tiempos, ya que las espirales de la ropa evocan imágenes de la Edad del Bronce, los zarcillos remiten a la antigüedad clásica, y las hojas de oro a los mosaicos bizantinos. Por añadidura, no son pocos los críticos y especialistas que consideran que el hecho de que la cabeza del hombre termine tan cerca de la parte superior del lienzo, muy lejos de los cánones occidentales, indica que Klimt quiso rendir tributo a la entonces emergencia estética de la estampa japonesa.

La tercera pata de la trébede en la que se ha cocinado nuestra cultura estética besucona, se enmarca justo en la mitad del siglo XX y es obra del litógrafo, tipógrafo y fotógrafo francés Robert Doisneau. Se llama Le baiser de l'hôtel de ville/ El beso del ayuntamiento y es producto de un encargo que en 1950 le hizo al artista la revista Life para ilustrar un artículo sobre el París de postguerra, en el que debían aparecer jóvenes enamorados como símbolo de un futuro esperanzador.

El beso en la serie de la revista 'Life'

Doisneau se lanzó a las calles y de pronto descubrió a una atractiva pareja besándose en un bar. Les propuso que posaran para él, a cambio de una razonable cantidad de dinero, en distintos puntos de la ciudad. Ambos eran estudiantes en una escuela de teatro y aceptaron encantados. El resultado final fue un reportaje a doble página en la publicación estadounidense, con seis fotos, entre las que la que hoy es efigie universal figura en la segunda, arriba y a la izquierda. Pasó más o menos desapercibida hasta que en 1986 un editor la apaisó y utilizó con fines publicitarios. Los protagonistas quisieron sacar tajada, pero Doisneau, que, aunque octogenario había conservado el recibo del pago, exhibió públicamente el documento y reveló los nombres de los modelos, Françoise Delbart y Jacques Carteaud, reconociendo por vez primera que la instantánea había sido una puesta en escena. Los puristas de medio mundo se le echaron encima, pero quien esto escribe vino en colegir jubiloso que el momento en el que la pareja aparece congelada y totalmente ajena al apresurado trajín de la ciudad coincide con el instante en el que su madre, Adelaida Martín, le está trayendo al mundo en la Maternidad de Santa Cristina de la madrileña calle de O'Donnell. Y tal es posible porque solo en España, "bendita tierra donde puso su trono el amor", según Adrián Ortega, letrista del pasodoble inmortal concebido para la revista La estrella de Egipto: ". el beso encierra armonía, sentido y valor". Aserto que a lo largo de los años han venido corroborando, entre otros, Celia Gámez, Manolo Escobar, y Paquita Rico. Así que, dicho queda.

Miguel Ángel Almodóvar

Sociólogo y comunicador. Investigador en el CSIC y el CIEMAT. Autor de 21 libros de historia, nutrición y gastronomía. Profesor de sociología en el Grado de Criminología.

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