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Leo Valadez da la vuelta al ruedo con la oreja que cortó a su segundo toro y la bandera mexicana
Leo Valadez da la vuelta al ruedo con la oreja que cortó a su segundo toro y la bandera mexicana (Foto: Plaza1)

San Isidro: la agradabilísima sorpresa del mexicano Leo Valadez

domingo 22 de mayo de 2022, 23:14h
Era una de las combinaciones menos atractivas a priori del ciclo, mayormente por la presencia de dos coletudos de nula condición artística y con muchos, quizás demasiados, paseíllos en Madrid y escasísimos éxitos: El Fandi y Manuel Escribano. Ambos confirmaron su nulo cartel, con sendos toros de triunfo que desaprovecharon. Junto a ellos estaba la incógnita de otra confirmación, la de Leo Valadez y su doctorado. Y el mexicano la despejó favorablemente con una interesante y valiente actuación, al margen de la oreja de regalo que cortó. Todo en un encierro de Torrealta pésimamente presentado que hubo de remendarse con dos de mejor trapío y juego del todopoderoso Matilla con su divisa de García Jiménez.

El protagonismo del toricantano no tardó en aparecer al abrirse de capote frente al de la ceremonia con gran originalidad, pues a las habituales verónicas sumó caleserinas y tafalleras antes de banderillear con espectáculo y un par, el último, de enorme riesgo. El animal, de justas fuerzas y que se movía mucho y rápido, sin llegar a ser encastado si tenía codicia, lo que aprovechó su matador para mostrar su buen corte clásico. Inició la labor, por cierto con fuerte viento, de rodillas con varios redondos templados y ligados, que luego repitió en pie.

Luego se echó la flámula a la izquierda y tras una primera tanda sin decir nada sí se lució después, a pesar de que el toro iba perdiendo fuelle, con otras dos, la inicial cerrada con un monumental pase de pecho y la última con una preciosa trincherilla anticipo de una excelente estocada. No hubo petición suficiente y el mexicano tuvo la dignidad de conformarse con saludar sin seguir la incitación de su cuadrilla de que diera vuelta al ruedo, que seguro nadie le habría protestado.

La oreja llegó en el que cerró función, con el que volvió a festonear la habitual variedad capotera de la tauromaquia mexicana en un llamativo y espectacular quite por zapopinas. Poco le ayudó un burel descastado y escaso de fuerzas que sólo quería defenderse y apuntó cierto peligro. Con un principio falto de reposo y sobrado de encimismo, Valadez se fue centrando poco a poco robándole airosos naturales de uno en uno, siendo prendido de manera espectacular temiéndonos un grave percance del que se libró milagrosamente, aunque no de la paliza.

Con la taleguilla destrozada y enrabietado volvió a la cara de su enemigo para robarle otra nueva serie de emocionantes y valerosos naturales y despenarlo de un estoconazo. No era faena de trofeo, pero da igual el asunto estadístico en un abono de tanto óbolo presidencial: ahí han quedado sus cartas toreras pidiendo una repetición.

Casi todo lo demás, cual se preveía, fue para olvidar, tanto en el nulo trapío de los de Torrealta -en conjunto la peor corrida presentada hasta ahora con animales impropios de la catedral venteña- como en las labores de Fandi y Escribano. El granadino tras despachar al inválido primero, tuvo en el cuarto un burel repetidor, con movilidad y casta, que desaprovechó con un aluvión de mantazos viéndose despoardado en algunos momentos. A la perfección venía a cuento el verso vigésimo del Cantar del Mío Cid, aquello de 'qué buen vasallo si tuviese buen señor'.

Que también sirve aún en mayor medida para valorar la faena, o lo que fuera aquello, de Escribano –muy vulgar ya en su primero- con otro extraordinario animal, el quinto, de enorme fijeza y que humillaba pidiendo una muleta artística. No es ni fue el caso de Escribano, quien con sus formas bastas le dio muchos pases sin profundidad y sólo cuatro o cinco buenos, eso exagerando bastante. La terna banderilleó en solitario uno de su lote y otro compartido, con muchas carreras, mucho espectáculo y nula calidad, excepto un arriesgadísimo par al quiebro y en tablas de Escribano.

FICHA

Cuatro toros de TORREALTA, muy chicos, feos, nobles, mansotes, descastados excepto 4º y flojos. 1º y 5º de GARCÍA JIMÉNEZ, bien presentados, nobles y de buen juego sobre todo el encastado 5º. EL FANDI: silencio tras aviso; silencio. MANUEL ESCRIBANO: silencio tras aviso; vuelta. LEO VALADEZ, que confirmaba alternativa: gran ovación; oreja. Plaza de Las Ventas, 22 de mayo, 15ª de Feria. Tres cuartos de entrada (16.674 espectadores, según la empresa).

Crónica del festejo anterior

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