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Crítica de la obra de teatro 'Cero X': un mundo sin luz

Crítica de la obra de teatro 'Cero X': un mundo sin luz

sábado 05 de marzo de 2022, 14:29h

Viernes tarde. Barrio madrileño de Chueca. Docenas y docenas de personas se agolpan ante la puerta de acceso al salón de actos de la delegación madrileña de la ONCE en la calle Prim. Pocos espacios hay en la capital que ofrezcan más actividades culturales y en donde la participación esté siempre asegurada. Ese día toca teatro y con buena parte del equipo tocado personal y directamente por el tema central de la propuesta. Sube al escenario ‘Cero X’, escrito y dirigido por Euloxio Fernández y con dos inmensas actrices, Esther Higueras y Lola Robles, encarnando a los dos únicos personajes que aparecen en escena.

Todos forman parte de la compañía Arte y Punto. Hace solo unos días se pudo ver esta misma propuesta en otra sala madrileña, Tarambana, y no será raro volver a encontrársela muy pronto y programada en cualquier otra. El tema del drama no es precisamente la alegría de la huerta. Se diría que inevitablemente ha surgido de los tiempos que corren, llenos de virus desconocidos que, para algunos, forman parte de una siniestra guerra biológica, o con invasiones territoriales de países que quieren imponer su ley a sus vecinos. En este contexto no es nada descabellado hablar, como en ‘Cero X’, de una realidad distópica en donde el sistema se propone a toda costa hacer que la existencia sea para todos unos aparentes mundos felices.

Y hablando de esa felicidad impuesta, en el texto de ‘Cero X’ hay resonancias de Huxley (Un mundo feliz), de Orwell (1984), de Sartre (A puerta cerrada) y de Buero Vallejo (La Fundación). El caso es que a los habitantes de ese mundo distópico, como ‘Cero X’, el sistema les propone –bueno, en realidad, les impone…-, una existencia perfecta, sin disonancias, sin contratiempos, sin problemas irresolubles. El cataclismo viene cuando alguien decide salirse del camino y aceptar su suerte tal y como viene. Esos individuos son las verdaderas ovejas negras del nuevo orden impuesto por el estado. Un estado en el que se persigue incansablemente la sonrisa de sus habitantes y, como en la Esparta de la vieja Grecia, no existan personas con carencias físicas o sensoriales. Entonces se despeñaba a estos seres “incompletos”. Hoy, por el contrario, los paralíticos caminan, los mutilados reciben nuevos miembros, se recambian los órganos deficientes y por supuesto no existe la ceguera.

Pero, ¿qué pasa?, ¿cómo reacciona el sistema cuando alguien se empeña en seguir siendo quién es, en no forzar las leyes de la madre naturaleza y no dejar de seguir siendo ciego, paralítico o sordo? Eso es lo que le sucede a N36C, uno de los dos personajes de ‘Cero X’ que, por supuesto, para el sistema tiene nombre alfanumérico, como el resto de los habitantes de ese mundo. Es el encarnado por una radiante Lola Robles, una actriz con una fuerza expresiva imparable, con una fuerza emocional tremenda y con una seguridad, una convicción y una fuerza irreductibles. Y eso que otra compañera de fatigas en esa espera final de gracia, 24 horas para reconsiderar su rígida negativa al cambio, la acompaña allí, encerrada entre esas cuatro paredes. Se trata de Cero X, habitado por otra inmensa actriz, Esther Higueras, que da a su personaje toda la distancia, el misterio, la ambigüedad extrema. Unas veces compañera caída del cielo y, otras, clara delatora y cómplice del sistema.

La escenografía, diseñada por Gato, es claustrofóbica. Tres paredes formadas con paneles de madera, con apenas un hueco para que alguien desde fuera pueda facilitar alguna bandeja con comida o bebida, y en medio una mesa y un par de sillas. Los personajes hablan entre sí pero apenas si llegan a tocarse una vez en los cerca de 80 minutos de función. Un tercero, que solo habla en off a través de la megafonía y que representa al sistema (neutro, distante, preciso, frío, implacable), está encarnado por Agustín González. Es, teóricamente, un facilitador para que quién llega hasta esa antesala de la felicidad o de la muerte -todo el mundo es “libre” y elige su propio destino-, encuentre en él una mano de la que asirse en los momentos de duda o de desesperación. Pero, al final, es un cuarto personaje, el que está detrás de la cuarta pared, el público, separado de esa claustrofóbica habitación por una pared trasparente y electrificada, quién dictará la sentencia.

Una propuesta que incomoda, que remueve, que obliga a tomar partido. Y con dos magníficas actrices que generan toda la fuerza expresiva y de inquietud extrema que, sin duda, transmiten con la más alta energía al jurado, es decir al espectador.

‘Cero X’

Dirección y autor: Euloxio Fernández

Elenco: Esther Higueras y Lola Robles

Ayte. de dirección y voz en off: Agustín González

Voz en off: Severine Sierra

Escenografía: José G. Gonzalo (Gato) y Arte y punto

Espacio sonoro: Edu Segovia

Fotografía: Antía Corral

Vídeo: Elena Lavellés

Cartel: Gus Blues

Iluminación y vestuario: Equipo de Arte y punto

Salón de actos de la ONCE en Madrid (Prim,3)

4 de marzo de 2022

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