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Sanciones y fusta
(Foto: Pixabay)

Sanciones y fusta

lunes 24 de octubre de 2022, 13:28h

Lo malo de defender una idea en contra de la norma es que normalmente se entremezclan dos palabras que a veces son sinónimas, pero que en otras ocasiones son completamente antagónicas. Hablo de lo que es justo o lo que es legal. Dos términos que todo el mundo conoce, pero no se tienen que aplicar por igual. Y, sobre todo, en lo referente a las sanciones a los jockeys en el Código de Carreras en España. Ya sabréis la mayoría mi opinión, expuesta desde hace años en las redes sociales. Voy a tratar de aportar los porqués defiendo un cambio inmediato del Código. Ya es tarde. Ya se han cometido muchas injusticias en base a lo legal, pero creo que es el momento de explicarse. Valga este artículo, en el que solamente pretendo explicar ese porqué de mi opinión, a sabiendas que si hubiera un colectivo de jockeys fuerte y unido no hubiera llegado la indignación al aficionado de a pie. En ese colectivo, lo que predomina es el silencio/miedo y, por desgracia, por lo visto en los likes de redes sociales también las ganas de montar a costa de las desgracias del compañero, sin pensar que eso puede pasarle a quién ‘festeja’ desgracias ajenas. Pero la solidaridad está tan sobrevalorada como para pedirla. Lo único que solicito como aficionado, y por eso estas líneas, es poder ver a los mejores encima de los mejores caballos.

Hace años no había legislación en torno al uso del látigo en las carreras de caballos. Era un elemento más para estimular al caballo. Los jockeys podían utilizarla durante la carrera las veces que lo consideraban necesario. Era además una fusta mucho más larga de la que hay hoy en día con una rabera mucho más pequeña, que producía un mayor impacto en el animal. Tampoco se establecía límite ni en el tranco ni en la forma de usarla. Se confiaba en aquel entonces en el buen juicio del jinete. Además la fusta no castiga, estimula. El caballo es un animal de huida y al notar la fusta ayuda a salir aún más rápido como si algún otro animal le estuviera persiguiendo. Hay caballo que por lo complejo de su doma o por su cabeza el uso de la fusta lleva el efecto contrario. Son los menos. Todo evoluciona y el Código primero de la SFCCE y luego del JCE ha ido evolucionando, lo mismo que la propia fusta. Ahora los jockeys usan una fusta más corta y con la rabera mucho más grande y más flexible que lleva un impacto menor en el animal. Se ha pasado de ocho a seis fustazos y ahora a cinco máximo en cada carrera. Si un jockey usa la fusta en más de cinco ocasiones empiezan las sanciones. También se hizo hace poco una modificación en el Código, digna de elogio, que fue acumular de manera diferente el uso abusivo y el uso inadecuado. Antes se acumulaban de manera que si habías pegado poco, pero mal, te contaba como si hubieras pegado de más. Es decir se puede cambiar el Código. Vamos a pensar que no escribiremos líneas en el agua.

¿Quiénes cuenta el uso de la fusta? Son los Comisarios de Carreras los encargados de contabilizarlo. Es algo, por tanto, arbitrario y que ha llevado a alguna situación de desigualdad. A veces rectificadas en Actas otras no. A veces rectificadas por los Comités de Disciplina, otras no. Y es que aunque lo parezca no debe ser fácil contar las veces que se usa el látigo, ni la forma de utilizarlo. Es inadecuado hacerlo por encima del hombro o usarlo en dos ocasiones en el mismo tranco. Todo ello nos lleva a situaciones de desagravio, algunas muy significativas y que todos recuerdan. Además también se sanciona el uso en momento inadecuado o cuando no se está disputando puesto remunerado en los metros finales, pero eso es tan relativo que hay que dejarlo en manos de los Comisarios. Ya llegará el momento, supongo, de aplicar la tecnología y que en la fusta hubiera un chip para determinar (por la fuerza del impacto) las veces que la rabera conecta con el caballo en cada carrera. Eso es Turf ficción como parece ser la petición de equidad a la hora de determinar ese buen o mal uso de la fusta. En eso no podemos entrar porque depende de la decisiones personales, pero no estaría de más que hubiera, al igual que hay un juez de peso o de llegada, se tuviera un Comisario que se encargara de ese menester. Me cuentan que antes a los recién llegados les mandaban esa misión, pero no sé ahora si ocurrirá lo mismo. Lo que sí sabemos los aficionados es que pareciendo algo muy fácil estamos viendo demasiados errores. Tantos que no hace mucho un jockey de los de primera fila para reivindicar esa situación tuvo que montar sin látigo y ganó igualmente la carrera. ¿Se puede montar entonces sin el uso de la fusta? Mi respuesta es NO.

El caballo es un animal noble donde los haya, pero su reacción en carreras es imprevisible. Es necesario que el jockey lleve la fusta porque no siempre se usa para estimular, sino también para corregir, tranquilizar o evitar incidentes. Aunque entraríamos en otro debate, creo que el mayor respeto y cariño al animal se da en las personas que trabajan con ellos. En el 99 % de los casos voy a pensar que es así. Pero también hay nuevas leyes de Protección Animal (la última es un proyecto de Ley donde no encuentro línea alguna específica sobre las carreras de caballos) que obligan a proteger al caballo y aunque forme parte de un deporte es una lucha perdida. Pero entonces, ¿ qué hacemos? Nos vamos al Código de Carreras y resulta que por la premura en la creación del Jockey Club Español todos los aficionados sabemos que es un corta y pega del código francés. Es algo así como si la reglamentación del fútbol escolar estuviera basada en una reglamentación y normas de la Liga Smartbank. Señores Francia y su Turf no tienen nada que ver con España y su Turf.

Y aunque las costuras se han visto en muchas otras situaciones, lo que es más llamativo es el tema de las sanciones. En el Turf francés hay carreras todos los días y poner 6 jornadas supone una semana a pie; en España poner seis jornadas implica un mes y medio. Esta barbaridad viene repitiéndose desde que el Jockey Club regula las Carreras de Caballos en España. Y algunos jockeys en redes sociales lo defienden. Son los que apenas montan y se creen capaces de hacerlo cuando su compañero esté sancionado. Así tienen el futuro que tienen. Serán excelentes mozos.

Esta falta de solidaridad palmaria y el miedo a la Ley de Protección Animal hace difícil pedir a quiénes deberían hacerlo, comisarios del Jockey Club, que modifiquen esos castigos. En vez de ir a favor del deporte nos encontramos con que su camino va hacia otros derroteros. Además como está escrito en la Ley, se puede aplicar y como se conoce la culpa siempre es de quién la infringe. Voy a poner un símil para que se me entienda. Es como si hubiera el mismo límite de velocidad en España que en Senegal. Copiamos el mismo Código de Circulación y lo aplicamos por igual. Nos tiramos años y años conduciendo a un máximo de 40 kilómetros por hora, ya que es lo que pone la Ley. Sé que el ejemplo es extremo pero entre el Turf español y el francés posiblemente haya, por desgracia, la misma diferencia que hay entre las carreteras de España y Senegal. No copiamos otras cosas y sí el Código a la hora de sancionar.

Es evidente que la sociedad ha cambiado pero aquí hay que contestar a una sencilla pregunta. ¿Es importante la cantidad de fustazos? En Madrid recientemente se ha visto ganar una carrera y en el Acta se han reflejado diez fustazos. Curiosamente nadie dijo nada. Es como si no fuera importante la cantidad. Entonces porque el límite en cinco y no en seis u ocho como era antes, cuando además la fusta genera menor impacto por su diferente tipo de fabricación. Aquí seguro que los Comisarios de carreras y los amigos del buen rollismo dirían claro que es importante el número. No es lo mismo dar seis que diez. Entonces, señores, nada tiene sentido en el actual Código porque sin un jockey hace 6-6-6-6-6 (+5) va a tener ocho jornadas a pie por pasarse cinco veces por un fustazo. Y otro jockey que haga 6-10-7-7 (+10) estará sancionado cinco jornadas. ¿Algún aficionado entiende que no se haya modificado esto? Yo, desde luego, no.

Creo que en eso está la clave. En la verdadera protección al animal. No en la de boquilla. Hay que sancionar, claro que sí. Pero de forma lógica. Las jornadas a píe deberían de ser por los fustazos que un jockey dé de más a partir de la primer infracción. En el primer caso multa económica, en el segundo caso si pegas seis ocasiones con la fusta sancionamos con una jornada, si pegas siete con dos y así sucesivamente. Incluso si llegas a diez fustazos plantear el distanciamiento por uso del látigo. Lo mismo que ocurre ahora con la primera ocasión hay que separar bien claro que no es lo mismo seis que diez.

Otra cosa que debe cambiar es que no puede ser acumulativo. Otro símil. En el fútbol un jugador al ser expulsado por doble amarilla se pierde un partido, no por el hecho de que a los dos domingos vuelva a ser expulsado se acumula la sanción previa.

Creo firmemente que en el Jockey Club Español deberían trabajar sobre esta o sobre cualquiera otra idea antes de dejar sin ejercer su profesión a un jockey doce, diez, ocho o seis semanas por el uso inadecuado de la fusta. Es una salvajada la situación por la que están atravesando a día de hoy Ignacio Melgarejo o Julia Zambudio. La misma que ha pasado Ricardo Sousa. Y que no sólo es malo para ellos sino también para todos los aficionados. Nos guste o no creo firmemente en que tienen que competir los mejores. Y que se debe cambiar el Código para que las sanciones sean proporcionadas. Ideas habrá otras, pero cambien lo que no funciona. Es más sencillo. Si una Ley no es justa. Es Ley pero no sirve.

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