¿Posponer la alarma es bueno o malo?: un estudio resuelve la duda

La alarma del móvil o de cualquier dispositivo para despertarse por la mañana es un 'must' para muchos. Madrugar para acudir al trabajo no suele ser el hobbie de nadie, por lo que los despertadores son fundamentales para la gran mayoría.

Y dentro de los que emplean alarma cada mañana se puede decir que existen 2 tipos de personas: los que suena y se levantan y los que dan repetidamente a 'posponer'.

Esos 5 minutos más (o más, depende de las veces que se posponga) ayudan a un gran número de personas a despertarse mejor ya que les es imposible salir de la cama a la primera.

Es habitual que muchas personas se pongan la alarma antes de lo que deberían porque saben que la van a ir posponiendo.

Esta conducta, a priori, parece más perjudicial que beneficiosa para la calidad del sueño, pero, ¿es así realmente? Un estudio reciente ha examinado este comportamiento y los resultados son sorprendentes.

Posponer la alarma reduce la 'inercia del sueño'

El estudio se ha publicado en la revista científica 'Journal of Sleep Research' y ha sido llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Estocolmo.

Contrariamente a lo que se tiende a pensar, la acción de posponer la alarma por las mañanas resulta beneficiosa.

Hasta ahora se sabía que la fragmentación del sueño a lo largo de la noche podría tener consecuencias cognitivas y socioemocionales, pero no se había estudiado en intervalos cortos de tiempo.

La citada investigación se centró en una fragmentación de no más de 30 minutos antes de despertarse. Por ejemplo, que suene la alarma a las 8 pero se pospone varias veces hasta las 8:30 horas.

Algo muy común al despertarse es sentirse con muchísimo sueño, una sensación de somnolencia excesiva. Se conoce como la inercia del sueño.

El estudio reveló que los participantes que retrasaron la alarma tuvieron un mejor rendimiento nada más despertarse, destacando en tareas cognitivas como la memoria o la velocidad aritmética.

Y en cuanto a la calidad del sueño nocturno tanto de los que pospusieron alarmas como los que se despertaron a la primera, no se registraron diferencias remarcables.

Y es que estas pequeñas 'siestas' que se producen al posponer la alarma, supone despertarse de un sueño ligero, no profundo, por lo que limita experimentar una inercia del sueño más severa.

Es cierto que lo más beneficioso y recomendable por los expertos es levantarse de forma natural, pero el ritmo de vida actual provoca que no siempre coincida la hora de levantarse de nuestro cuerpo con la de entrar a trabajar.

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