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Las Ventas: unos victorinos vulgares se cargan una tarde de expectación
(Foto: Plaza1)

Las Ventas: unos victorinos vulgares se cargan una tarde de expectación

domingo 14 de abril de 2019, 21:40h

Toros de VICTORINO MARTÍN, desiguales de presentación, con 2º y 3º muy justos; descastados excepto 1º y 4º. FERNANDO ROBLEÑO: silencio; ovación OCTAVIO CHACÓN: saludos tras aviso; saludos. PEPE MORAL: pitos; pitos. Plaza de Las Ventas, 14 de abril, tradicional corrida del Domingo de Ramos. Tres cuartos de entrada.

Un veterano y conspicuo aficionado y abonado venteño rezongó al término de la primera corrida de la temporada en la Monumental. “¡Madrid mía, que latazo¡. Y aún nos quedan 35", en referencia a la del próximo domingo y a las 34 del serial isidril, en el que gran número de las funciones son también un tostón. Porque el encierro de Victorino Martín, esperado con cierta expectación aunque lleva años sin dar la talla en el Domingo de Ramos, vulgar tirando a muy vulgar, defraudó. Y van… En cuanto a los coletudos, con semejante ganado sólo apuntaron detalles Chacón y Robleño, en este orden, mientras que un desconocido Pepe Moral también dejó mucho que desear.

Quizás lo peor que puede decirse o escribirse de los bicornes con sello y vitola propia, como estos albaserradas-saltillos, es que les pones una divisa de las comerciales y no se nota mucho. Quizás. El caso es que el encierro, que lleva varios años fracasando en la apertura de temporada venteña, de nuevo suspendió en general aunque dos de ellos se salvaran de la quema por diferente catadura.

El que abrió festejo, más con codicia que con casta a raudales, y que sin llegar a las antiguas alimañas, se orientó pronto y buscaba el pequeño cuerpo de Fernando Robleño, quien lo lidió con solvencia pero también sin jugársela. Y el que se corrió en quinto lugar -al cambiar el turno por estar en la enfermería en ese momento Octavio Chacón, que se había cortado en la mano izquierda con el estoque en su anterior- que correspondió a Pepe Moral, que iba y venía lento y con algo de temple, lo que el sevillano, desconocido y espeso, despegado y retorcido como el Perera más ventajista, no supo aprovechar. Como tampoco se ajustó con su anterior, noblote y sosote hasta saciedad, sin que Moral fuera capaz de un muletazo de enjundia.

Sí los dio Robleño al cuarto, que era una malva con mucha nobleza, al que extrajo varias series de bellos naturales de buen dibujo y mano baja, pero allí faltaba la emoción que debía poner el bicorne. De modo que lo más lucido en conjunto lo desarrolló Octavio Chacón, pese a que tuvo que pechar con el peor lote. No obstante su torería y sentido lidiador la mostró recibiendo de capote con templanza máxima a su primero antes del remate con una media muy abelmontada.

El burel fue a menos después, aunque a base de meterse en sus terrenos el gaditano pudo extraerle cortas y lucidas series antes de marrar –y cortarse- a espadas. Lidia similar aplicó a su otro enemigo, un bravucón que engañó en el caballo acudiendo dos veces desde lejos pero dejándose pegar sin pelea. De nuevo su condición descastada sólo permitió a Chacón mostrar algún buen muletazo suelto. En definitiva, se cumplió el aserto de ‘corrida de expectación, corrida de decepción’. ¡Madre mía!. La primera en la frente.Y nos quedan 35. ¡Madre mía¡

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