El Banco Central Europeo, de forma unánime, decidió ayer mantener los tipos de interés sin cambios, interrumpiendo una etapa sin precedentes de 10 subidas consecutivas desde julio de 2022, y en la que llevó el tipo de referencia desde el 0% al 4,5% que fijó en la reunión del 14 de septiembre.
El BCE en septiembre dio a entender que haría una pausa, por lo que la decisión no ha supuesto una sorpresa. En la reunión de ayer dijo que las presiones sobre los precios se están relajando. La inflación general en la zona euro ha pasado desde el máximo del 10,6% de octubre al 4,3% en septiembre debido en parte a efectos de base, mientras que la subyacente ha bajado desde el máximo de 5,7% de marzo al 4,5% actual. El BCE todavía se espera que la inflación se mantenga demasiado alta durante demasiado tiempo y que las presiones sobre los precios sigan siendo fuertes. La economía sigue débil como consecuencia de la caída en la demanda externa y unas condiciones financieras más restrictivas que cada vez pesan más sobre la inversión y el gasto de los consumidores. La presidenta del BCE dijo que los riesgos para el crecimiento siguen sesgados a la baja y que los riesgos al alza para la inflación podrían provenir del aumento de los costes de la energía y los alimentos.
El BCE se suma a otros bancos como la FED, el Banco de Inglaterra y el de Canadá en hacer una pausa, aunque todos mantienen abierta la posibilidad de nuevas subidas y apuntan a que los tipos tendrán que mantenerse en niveles elevados, descartando bajadas de tipos a corto plazo.
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