En su reunión de ayer, el BCE ha puesto de manifiesto que la creciente inflación es más preocupante que el impacto económico de la invasión rusa a Ucrania. Con el crecimiento de los precios en la zona del euro en un nivel récord, los “halcones” del BCE habían estado presionando para poner fin a los estímulos antes de tiempo, allanando el camino para una subida de tipos de interés este año.
Si bien los partidarios de la política monetaria expansiva argumentaron que la guerra justificaba una pausa para reflexionar, la tasa de inflación récord del 5,8% interanual en febrero y la perspectiva de una más alta en marzo han intensificado la presión para que el banco actúe contra la inflación.
El BCE confirmó ayer sus planes de concluir su programa de compras de emergencia por valor de 1,85 billones de euros a finales de mes y dijo que las compras en el marco del programa de compra de activos (APP), más antiguo y estricto, serán menos que las previstas.
Ahora espera que las compras del APP asciendan a 40.000 millones de euros en abril, 30.000 millones de euros en mayo y 20.000 millones de euros en junio. En la rueda de prensa, Lagarde afirmó que la disminución del impacto de la pandemia en la economía, la mejora de las condiciones del mercado laboral y la perspectiva de una disminución de los cuellos de botella en la cadena de suministro indica que la situación en la zona euro es saludable.
El BCE anunció una modesta rebaja de sus previsiones de crecimiento para este año y el próximo, pero elevó las de inflación con más fuerza: del 3,2% al 5,1% para este año y del 1,8% al 2,1% para el próximo. Sin embargo, para 2024, pronostica que caerá al 1,9%, en línea con su objetivo del 2%.
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