La amenaza de una guerra comercial va ganando fuerza. El anuncio del presidente estadounidense sobre los aranceles para metales ha puesto de manifiesto las preocupaciones sobre el creciente proteccionismo estadounidense. La industria de metales de China emitió la amenaza más explícita el pasado viernes al instar a su gobierno a tomar represalias apuntando al carbón estadounidense, un sector que es fundamental para la base política de Trump y su compromiso electoral de restaurar las industrias estadounidenses y los empleos. Ayer, cómo pasando de ofensor a ofendido, el presidente estadounidense instaba a su secretario de comercio a presionar a la UE para que reduzca sus barreras comerciales, argumentando que sus aranceles son injustos para los agricultores y la industria estadounidenses, un punto de vista que la UE rechaza firmemente. La Comisión Europea ha señalada que Trump estaba “seleccionando” aranceles puntuales para resaltar diferencias, agregando que el promedio de aranceles es muy parecido entre ambos: 3% para los productos exportados a Europa y 2,4% para los que entran a Estados Unidos. "El mercado de la UE es uno de los más abiertos del mundo y si alguien empieza a tirar piedras, es mejor que compruebe primero que no vive en una casa de cristal", señaló un portavoz de la Comisión, añadiendo que si bien el bloque europeo preferiría el diálogo, seguía preparándose para dar una respuesta "firme y proporcionada".