Los datos publicados ayer volvieron a subrayar la debilidad del sector manufacturero en las principales economías occidentales. En Estados Unidos, el ISM de noviembre descendió hasta 48,2, ampliando a nueve meses la secuencia de contracción y mostrando un deterioro simultáneo en nuevos pedidos, empleo y plazos de entrega. La divergencia frente al PMI privado, que se mantuvo en zona de expansión, refuerza la percepción de un ciclo industrial irregular.
Con la reunión de la Reserva Federal prevista para la próxima semana, el mercado interpreta estas señales como un argumento adicional para mantener una postura prudente a corto plazo.
En Europa, el panorama fue similar. El PMI compuesto de la zona euro se situó ligeramente por encima del umbral de 50, sostenido por unos servicios más dinámicos, mientras que la manufactura regresó a terreno contractivo. Alemania volvió a concentrar la mayor debilidad, con su PMI cayendo a 48,2 y registrando la mayor caída de nuevos pedidos en diez meses.
Francia permaneció en contracción y la reducción de plantilla se intensificó en varios Estados miembros. Reino Unido fue la excepción, al anotar su primer crecimiento manufacturero en más de un año. En conjunto, los datos de ambas regiones apuntan a un cierre de trimestre moderado, marcado por una industria frágil y una actividad más equilibrada en servicios, en un contexto global condicionado por la incertidumbre.