La industria advierte de más inflación

Ayer el Banco Mundial publicaba su último informe de Perspectiva de los Mercados de Materias Primas. Según la institución, los precios de la energía aumentarían lentamente en 2022 después de subir más del 80% este año, lo que genera importantes riesgos a corto plazo para la inflación global en muchos países en desarrollo.

Estima que los precios de la energía deberían comenzar a bajar en la segunda mitad de 2022 a medida que disminuyan las restricciones de suministro y que los precios no energéticos, como la agricultura y los metales, caigan después de las fuertes ganancias de este año. Para los precios del gas natural y el carbón, que han alcanzado máximos históricos en medio de las limitaciones de suministro y el repunte de la demanda de electricidad, se espera que disminuyan en 2022 a medida que la demanda baje y la oferta mejore. No obstante, advierte que podrían producirse más subidas de precios a corto plazo dados los bajos inventarios actuales y los persistentes cuellos de botella de la oferta.

En este escenario, mientras en los bancos centrales la cuestión central que se plantean es si las presiones inflacionistas son transitorias, los directivos de las industrias parecen tenerlo claro: la única tendencia de los precios es al alza. De ahí que algunas de las marcas más importantes del mundo, entre ellas Unilever o Nestlé, ya estén repercutiendo los precios más altos a los consumidores.