El Ejército israelí lanzó en la madrugada del martes una ofensiva terrestre con el fin de ocupar la Ciudad de Gaza. Después de horas de intensos bombardeos, los tanques hebreos avanzaban por las estrechas calles de la ciudad, decididos a invadirla.
De acuerdo con informes de medios judíos, el Gobierno de Benjamín Netanyahu busca hacerse con el control total de la principal ciudad de la Franja.
Durante toda la noche, las explosiones mantuvieron en vilo a los habitantes del enclave. Al amanecer, las columnas de humo ya se podían ver. "Gaza está ardiendo", afirmó el ministro de Defensa israelí después de los ataques.
El portavoz de la Defensa Civil de Gaza, Mahmoud Bassal, declaró a la prensa que "los bombardeos continúan con intensidad en toda la ciudad". Agregó que "el número de muertos y heridos sigue aumentando". Bassal describió la situación como "una gran masacre" y confirmó que había "víctimas y desaparecidos bajo los escombros tras los ataques aéreos israelíes contra un complejo residencial cerca de la plaza Al-Shawa en la ciudad de Gaza".
Un asedio que se intensifica y éxodo hacia Rafah
Ahora, los ataques se intensifican sobre una ciudad que ya lleva días bajo asedio y donde la población se enfrenta a órdenes constantes de desplazamiento forzoso, con escasos medios para moverse y sin lugares seguros a dónde ir. Hace una semana, las fuerzas israelíes ordenaron la evacuación total, pero este martes, Netanyahu dio un paso más.
El desplazamiento forzoso de población civil se considera un crimen de guerra, lo que refuerza los argumentos jurídicos para calificar la ofensiva israelí de genocidio, un delito que investiga la Corte Internacional de Justicia a petición de Sudáfrica.
Horas antes del inicio de la ofensiva terrestre, el Ejército israelí destruyó la torre Ghafri, la más alta de la Franja, de 18 pisos y 60 apartamentos. Era una de las pocas que todavía quedaba en pie, después de que más del 85% del enclave estuviera ya bajo las ruinas.
En un mes, los israelíes han destruido más de 1.500 edificios residenciales. Hogares, escuelas, hospitales; todo ha sido bombardeado. En casi 2 años de ofensiva, Israel ha matado a casi 65.000 personas, la mayoría mujeres y niños. Sin embargo, la ONU estima que esta cifra podría ser 10 veces superior y que más de un cuarto de la población total ya habría sido asesinada.
En la Ciudad de Gaza se calcula que todavía permanecen 650.000 residentes. La mayoría de ellos creen que estos ataques reflejan la intención israelí de forzar su desplazamiento hacia un sur todavía más saturado. Mientras, el éxodo hacia Rafah se intensificó.
Familiares de rehenes y Hamás culpan a Netanyahu
Tras el anuncio, que las autoridades todavía no han confirmado, los familiares de los rehenes se concentraron frente a la residencia del primer ministro en Jerusalén. Expresaron su preocupación "ante el inicio de la ofensiva en Gaza y el mayor riesgo" para las vidas de sus seres queridos. Desde hace años, estas familias solicitan el fin de la guerra, pues consideran que es la única opción para que los rehenes en manos de hamás regresen a casa.
La milicia palestina ha mantenido la misma postura, asegurando que la vida de los prisioneros que todavía retiene es "plena responsabilidad" de Netanyahu.
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