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Los chicos también tienen su medalla tras arrebatar el bronce a Australia en un partido agónico

Los chicos también tienen su medalla tras arrebatar el bronce a Australia en un partido agónico

domingo 21 de agosto de 2016, 18:33h
La selección española masculina de baloncesto se despidió de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro con una trabajada medalla de bronce tras derrotar (88-89) a Australia en otro sensacional partido de Pau Gasol, autor de 31 puntos y 11 rebotes, en la que pudo haber sido su última aparición como internacional.

Los pupilos de Sergio Scariolo necesitaron un final de infarto para poder subirse al podio. A falta de 5 segundos, y tras un vaivén de faltas y canastas, Sergio Rodríguez no falló desde el tiro libre y puso a España un punto por delante. En esa última posesión estaba el partido, la medalla estaba en esa defensa y a Australia le tembló la mano.

El error en la entrega de los 'aussies' le valió a España el metal, la culminación a una época y el broche a tres Juegos Olímpicos consecutivos subiendo al podio. En Pekín y Londres el mordisco fue de plata y se acabó con una derrota, pero la medalla de Río será recordada para siempre por ser la última. El abrazo final supo mucho más que a bronce.

La España liderada por Gasol pasará a los libros de historia del deporte español. Una selección de éxitos inagotables --10 medallas en 15 años--, un equipo con mayúsculas cuyo carácter quijotesco no valió para ganar a Estados Unidos, pero fue más que suficiente para hacer vibrar a todo un país que en los años '80 jamás hubiera imaginado a los suyos coqueteando con los 'inventores' de la cesta y el balón naranja.

La selección del 'ba-lon-ces-to' cautivó a España un verano de 2006 --campeones del mundo-- y este domingo cerró una década gloriosa con un bronce que se cuajó desde el inicio. Los de Sergio Scariolo tardaron muy poco en ofrecer su mejor versión pese al empeño de los 'aussies' y, en concreto, de Patty Mills, el mejor jugador del partido con 30 puntos en su cuenta personal.

El nuevo compañero de Gasol en los Spurs de San Antonio fue el gran argumento ofensivo de Australia, ágil en el uno contra uno y certero en el lanzamiento. Aún así España consiguió rentas jugosas, alcanzó incluso los 12 puntos y tuvo momentos brillantes. Con los 'Sergios' en pista España dio la sensación de jugar con uno más y los triples de Mirotic volvieron a escena para acercar esa foto tan deseada en el podio.

Sin embargo, el 28-40 fue un espejismo antes de alcanzar el tiempo de descanso por culpa, entre otros, del ex del Barça David Andersen, un titán bajo los aros. El equipo dirigido por Andrej Lemanis se había acercado a la orilla con fundamento y terminó de minimizar a los españoles justo antes del minuto 20. El 38-40 despertó a una España que no logró distanciarse en la segunda mitad.

Aportó Mirotic, 'enchufado' desde el perímetro (3/3), y también Gasol, ataviado con el mono de trabajo para estirar el marcador antes de afrontar la fase decisiva del encuentro. Mills, en el bando amarillo, se puso el mismo traje en lo que se convirtió en un auténtico intercambio de golpes que hacía del final algo mucho más imprevisible.

Así se alcanzaron los cinco minutos finales. Del 75-73 al 80-81, guarismos que impedían levantar los brazos antes de tiempo. Para ganarse el bronce había que saber competir y --en eso-- España ha demostrado sacar un sobresaliente a lo largo de estos años. Gasol se fue hasta los 31 puntos y el 'Chacho' deslumbró con su talento y valentía.

No hacía falta nada más, la agonía terminó por completo cuando Australia decidió desacelerar el ritmo de todos los corazones en España. La mejor selección nacional de todos los tiempos había puesto la guinda en la tarta, una nueva medalla olímpica -la tercera- y una forma de ver la vida. España es de oro, aunque hoy se despidiese con el bronce.

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