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Informe y verdad

Informe y verdad

martes 20 de enero de 2009, 18:02h

Son ya dos años de escuchar que “la revolución ciudadana está en marcha”, que “la Patria ya es de todos”, que “el Ecuador está viviendo un proceso histórico de cambio”. Pero, más allá de esas frases trilladas, ¿qué ha cambiado realmente? ¿Acaso en estos dos años hemos visto esa “nueva forma de hacer política” que tanto nos prometieron?

La respuesta, evidentemente, es NO. Salvo que alguien considere que la arrogancia desde el poder, el populismo, el discurso incendiario, el insulto al opositor y el irrespeto a la institucionalidad son elementos nuevos en nuestra vida política. Incluso los viejos y conocidos escándalos de corrupción han encontrado cabida en el “Gobierno de manos limpias y corazones ardientes”.

El régimen ha cumplido sus dos primeros años. ¿Pero es adecuado hablar de dos años de gobierno o es más exacto decir dos años de campaña? Al fin y al cabo, todas las acciones tomadas en este período parecen haber tenido un solo objetivo: consolidar a Alianza PAÍS como partido único.
 
En ese sentido se redactó la nueva Constitución (la que el Presidente señala como el mayor logro de su período y que, irónicamente, ha sido tantas veces pisoteada por sus propios creadores) y con ese propósito se han derrochado los dineros públicos.

Han sido dos años en los que unas pocas cosas han mostrado avances (se puede rescatar algo de lo realizado en bienestar social y, acaso, en educación) pero muchas más se han estancado o, peor aún, han retrocedido. Dos años sin un norte en materia de relaciones internacionales, casi dos años sin que el Ejecutivo rinda cuentas a nadie, dos años colmados de ofensas al que se atreva a pensar distinto, dos años de concentración de poderes y, sobre todo, dos años manejando la economía como si no hubiera mañana.

Este último punto ha empezando a pasarnos factura y sus consecuencias (de las que el Gobierno se deslindará) las sentiremos todos. Mientras tanto, el Presidente presenta un informe según el cual todo marcha sobre ruedas. Entonces uno se pregunta: ¿él mismo se creerá lo que está diciendo?

jhidalgo@lahora.com.ec

 

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