Yo no pido perdón

Yo fui uno de los muchos socialistas que el 11-M asistió junto a la dirección del PSM y los diputados y concejales en la Asamblea y el Ayuntamiento de Madrid a los actos de solidaridad con las víctimas del terrorismo islámico. Estuve en la estación de Atocha , formando grupo con las gentes de UGT y CCOO, al lado de la presidenta de la Asociación de Víctimas, Pilar Manjón. Me emocionaron de nuevo sus palabras, así como, un poco más tarde, la sobriedad y dignidad del acto organizado por la Unión de Actores en el Círculo de Bellas Artes. Estuve también en el Monumento a las Víctimas, en la ofrenda floral organizada por el Ayuntamiento de Madrid. Dialogué cordialmente con algunos concejales populares, en un recinto en el que el dolor por el recuerdo unía a la ministra socialista Magdalena Álvarez, al alcalde Ruiz Gallardón, al portavoz socialista David Lucas y al secretario general del PSM, Tomás Gómez. A nadie se le ocurrió allí cuestionar la ausencia de los socialistas madrileños en el acto organizado por la Presidenta de la Comunidad. Lo que resultaba clamoroso, por el contrario, era no ver a Esperanza Aguirre en aquellos lugares simbólicos. Tampoco doña Esperanza tuvo el gesto de acudir a la convocatoria de los vecinos en la estación del Pozo. Y allí también estuvieron los socialistas.

Quien tiene que pedir perdón es Esperanza Aguirre. También porque, en su sospechosa lectura de la Constitución, no considera a los partidos políticos instituciones de la democracia y en  eso argumentó su grave incorrección de no invitar a la dirección del PSM al acto organizado en la Puerta del Sol.

Aún habiendo sido invitado, yo no hubiera ido. Porque estar con las víctimas significa, precisamente, distanciarse de quien desdeña a su principal Asociación y ha contribuido a generar dudas sobre la autoría de la masacre, en un burdo intento de utilización política de la tragedia. Porque yo sí fui testigo la firma de un Convenio entre los Ayuntamientos socialistas de Madrid y la Asociación de Pilar Manjón para suplir las carencias de la Comunidad. Otra ausencia, grave, de Esperanza Aguirre.

¿Por qué esta relación de hechos incontestables ha intentado ser ocultada a la opinión pública, a pesar de su evidencia?  Tal vez porque doña Esperanza Aguirre es experta en vender mercancía averiada y hay mucho masoquista que se la compra.