El equipo de las Islas dominó claramente las primeras jornadas y sólo necesitaba dos victorias en los diez duelos individuales para asegurarse la victoria final. La confirmación llegó con los triunfos sobre dos suecos, la de Rory McIlroy sobre el número cinco mundial, Henrik Stenson, y la de Graeme McDowell sobre Robert Karlsson.
Los éxitos de McIlroy y McDowell zanjaron la remontada momentánea del equipo de la Europa continental, que ganaba de forma provisional cinco encuentro y empataba en otros dos. Así, resultaron baldíos los esfuerzos de los españoles Miguel Ángel Jiménez, Álvaro Quirós y Gonzalo Fernández-Castaño sobre el campo de Saint-Nom-la-Bretèche.