El BCE se comprometió ayer a mantener los tipos de interés en mínimos históricos hasta que vea que la inflación alcanza su objetivo del 2% "mucho antes del final de su horizonte de proyección y de forma duradera", un compromiso al que se opusieron el presidente del Bundesbank y el presidente del Banco Nacional de Bélgica. No fueron los únicos que pusieron objeciones con el argumento de que la nueva orientación ata las manos del banco durante demasiado tiempo. También dijeron que la orientación es complicada y no cumple con el objetivo del BCE de simplificar su comunicación. En este sentido, su presidenta ha prometido declaraciones "más cortas, más nítidas" y con menos jerga.
El mensaje aleja las expectativas de la primera subida de tipos del BCE desde 2011, ya que no se prevé que la inflación en la zona euro alcance el 2% hasta dentro de al menos dos años, según las propias estimaciones de la institución. La anterior orientación de política monetaria del BCE decía que mantendría los tipos de interés donde están hasta que se sintiera satisfecho con la convergencia de las expectativas de inflación respecto a su objetivo, así como que dejaría de comprar bonos en el marco de su programa de flexibilización cuantitativa poco antes. Ahora, el cambio de discurso se debe a la nueva estrategia presentada a principios de este mes, cuando el banco central prometió ser "especialmente enérgico o persistente" e incluso dejar que la inflación se sitúe por encima del 2%.