Friedrich Merz ya es canciller. El líder de la CDU ha sacado adelante la segunda votación en el Bundestag con 325 votos a favor, horas después de perder el primer intento en un evento histórico para Alemania: nunca un candidato había sido rechazado de primeras por el Parlamento.
Rápidamente la Cámara convocó un segundo intento para evitar que la crisis fuera a mayores y los conservadores vuelven de esta forma a encabezar el Gobierno (no lo hacían desde los tiempos de Angela Merkel). Merz sustituye a Olaf Scholz al frente del motor de la Unión Europea.
Esta mañana, contra todo pronóstico no consiguió sumar los 316 votos necesarios para liderar el Gobierno. Es la primera vez en la historia del país que sucede algo así.
El jefe conservador se había quedado en 310 síes en el Bundestag, una cuenta que no salió para nada teniendo en cuenta que la CDU y el SPD, que acordaron formar una nueva gran coalición, suman 328 diputados en total, por lo que se le han 'cayeron' 18 apoyos en las últimas horas, pues parecía que el respaldo estaba asegurado.
Hay que tener en cuenta que el voto en estos casos es secreto, así que las fugas no parece que se vayan a conocer abiertamente, y mucho menos después del sí de la Cámara en segunda votación.
Las primeras sospechas, eso sí, apuntaron a que los que se cayeron fueron votos de los socialdemócratas, precisamente descontentos con el apoyo de su partido casi sin contrapartidas a los conservadores.
Reacciones tras la incertidumbre
"Les agradezco su confianza y acepto la elección", ha dicho Merz entre aplausos de una Cámara que respira aliviada tras asomarse a un escenario incierto que ha obligado a revisar a toda prisa los plazos y protocolos contemplados dentro de la Ley Básica (Constitución) para la designación del canciller.
Ahora, está previsto que Merz jure su cargo ante el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, en el Palacio de Bellevue de Berlín, lo que implicará el fin del mandato político del socialdemócrata Olaf Scholz, presente también en la sesión de este martes en su condición de diputado raso.
"Contigo se incorpora a la Cancillería un amigo de probada eficacia y experto en Europa. Trabajaremos juntos por una Europa fuerte y más competitiva", reaccionó la presidenta de la Comisión Europea y compañera de partido de Merz, Ursula von der Leyen.
"Su liderazgo, su determinación y su compromiso fortalecerán a Alemania y a Europa", añadió la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola.
También recibió el 'calor' del presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, pero uno de los más esperados fue el de Emmanuel Macron:
"Ahora nos toca a nosotros hacer que el motor franco-alemán y la conciencia franco-alemana sean más fuertes que nunca. Depende de nosotros acelerar nuestra agenda europea de soberanía, seguridad y competitividad. Para los franceses, los alemanes y todos los europeos", escribió en las redes sociales el presidente francés.
De este modo, la CDU vuelve a liderar un Ejecutivo tras la salida de Merkel y tras una legislatura convulsa con los socialdemócratas en el poder, pero la nueva gran coalición parece que arranca con dudas.
La inmigración, la economía, una nueva revolución industrial, un papel más propositivo en la UE o la 'convivencia' de esta nueva gran coalición son temas que están en la agenda de Merz, aunque tendrá que esperar para empezar a aplicarla.
La gestión migratoria, de hecho, es clave. "Nadie quiere cerrar nuestras fronteras", sostuvo el líder conservador tras las elecciones, pero sí pretende acelerar los retornos o endurecer las condiciones de asilo, además de poner el foco en los inmigrantes irregulares o quienes hayan delinquido, en línea además con el pacto migratorio europeo.
Ahí Alemania también tendrá mucho que decir: se prevé su entrada en vigor en 2026, pero ya hay países haciendo presión, entre ellos España, para que se adelante su implantación a este mismo año. Si Berlín empuja en este sentido, todo se puede acelerar más.
Las tornas también han cambiado en el tema económico: en la crisis del 2008 Alemania fue el malo de la película, abogando por políticas de austeridad que castigaron al sur de Europa. Ahora es el país germano el que afronta una profunda crisis, y ha entrado en su tercer año consecutivo en recesión.
Además, el Bundesbank ha advertido de la situación de "obstinado estancamiento" en el que se encuentra la economía de Alemania, cuyo PIB apenas ha crecido desde 2018, como consecuencia de vientos en contra cíclicos, pero sobre todo a causa de factores estructurales, por lo que no se puede descartar un tercer ejercicio consecutivo sin crecimiento.
Asimismo, Alemania tiene que afrontar una reconversión industrial que, a ojos de los expertos, ya tuvo que iniciarse en la época de Merkel, en la que al final se acabaron reforzando las dependencias, como la energética con Rusia.
Así, Merz busca garantizar un suministro estable mediante la construcción de nuevas plantas de gas y la posible reapertura de centrales nucleares, desafiando así algunas políticas medioambientales recientes.
Por último, Merz se opone a la prohibición de los motores de combustión a partir de 2035, con el fin de proteger la industria automotriz.
Otro aspecto central de su plan es la reestructuración del sistema de prestaciones sociales, con el objetivo de restringir las ayudas a quienes no participen activamente en la búsqueda de empleo y reducir los subsidios destinados a refugiados y desempleados de larga duración.
Y ha propuesto una flexibilización del límite constitucional de endeudamiento para facilitar inversiones clave sin poner en riesgo la estabilidad fiscal.
Con estas medidas, Merz pretende recuperar el liderazgo económico de Alemania pero mirando más hacia dentro: adiós a las dependencias de Rusia en energía y de China en el comercio y la industria.
Los plazos legales
La Constitución alemana establece que el Bundestag tiene 14 días para elegir a un canciller por mayoría absoluta y se pueden celebrar tantas votaciones como se requiera.
Si se pasara ese plazo de 2 semanas, bastaría con la mayoría simple. Además, si se hubiese dado el caso, el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, debería en los 7 días siguientes designar al candidato elegido como jefe de Gobierno o disolver el Parlamento para convocar elecciones.
Los socialdemócratas como socios de Gobierno
El bloque conservador CDU-CSU ganó las elecciones nacionales en febrero, pero con el 28,5% de los votos y, debido al bajo porcentaje, necesitaba al menos un socio para formar Gobierno. Su formación acordó formar una coalición con los socialdemócratas, que obtuvieron su peor resultado en la historia alemana de la posguerra con un 16,4%.
La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) se situó como segunda fuerza en las elecciones, con el 20,9%, pero Merz rechazó colaborar con la formación, excluyéndola de una coalición en virtud del cordón sanitario.
Su líder, Alice Weidel, ha catalogado el fracaso de la primera vuelta como una demostración de "lo frágiles que son los cimientos de esta coalición" y ha demandado la celebración de nuevas elecciones al exigir la dimisión del líder democristiano.
Los Verdes, en cambio, han considerado que el fracaso histórico del líder conservador es una situación seria, pero que peor sería la convocatoria de nuevas elecciones.
La presidenta del grupo en la Cámara Baja, Britta Hasselmann, ha señalado que la confianza en Merz y el vicecanciller, el socialista Lars Klingbeil, ha quedado "resquebrajada" después de que la víspera aseguraran tener los 316 votos necesarios para ganar en primera vuelta la elección.