La estimación preliminar publicada por Eurostat confirma un repunte de la inflación en la eurozona hasta el 2,2% en noviembre, alejándose del objetivo fijado por el Banco Central Europeo. El avance, superior a lo previsto por el consenso, se explica por la persistencia de presiones en el sector servicios, que continúa siendo el principal vector alcista en un entorno de demanda relativamente sostenida. Mientras los alimentos y los bienes industriales muestran variaciones más moderadas, la energía reduce su capacidad desinflacionista al registrar un retroceso menos intenso que en el mes previo. La divergencia entre Estados miembros subraya la complejidad del proceso de convergencia, al tiempo que la inflación subyacente se mantiene en el 2,4%.
Paralelamente, las últimas Perspectivas Económicas de la OCDE muestran un entorno global más resiliente de lo anticipado, apoyado por la inversión vinculada al desarrollo de tecnologías de inteligencia artificial y por el previsible giro acomodaticio de varios bancos centrales. No obstante, la organización advierte de que el crecimiento continúa expuesto a la intensificación de tensiones comerciales y a posibles correcciones en los mercados financieros si las expectativas sobre el nuevo ciclo de inversión tecnológica resultan excesivas. Las proyecciones regionales incluyen revisiones al alza para varias economías avanzadas, mientras que el comercio mundial tendería a desacelerarse a medida que los aranceles surten pleno efecto.