Madrid va a tener un centro internacional de negocios espectacular, primero porque va a ser una obra arquitectónica de tamaño mayor, (junto a las nuevas torres de Plaza de Castilla), y después porque lo ha planeado Luís Blázquez que es persona de reconocida capacidad ejecutiva ya demostrada en su paso por la Consejería de Economía y Empleo de la Comunidad.
En el acto de presentación se descubrieron dos noticias que asombran: la primera es el aspecto redondo, enorme, de balón sicodélico que va a tener el nuevo centro cuando esté acabado en 2011. La segunda es que Gallardón ha anunciado que él es liberal aunque no desdeña el sector público. Por lo tanto dos noticias en una misma mañana fría; por un lado nos construyen otra catedral civil de los negocios y por otro el alcalde hace una declaración de intenciones.
Lo tenía a huevo para haber hablado de la entrada de capital ruso en Repsol, (esos que se empiezan a llamar los “mafiosinsky” y que amenazan con hacernos un butrón por las tuberías del gas), o podía haber hecho un discurso de crítica a Zapatero, justo el día en el que diputados socialistas han encabezado una rebelión interna para que el presidente detenga la entrada de los “mafiosinsky”.
Pues no ha sido así. Gallardón ha preferido hablar de arquitectura, ha hablado de “la función trigonométrica del coseno en la arquitectura”, (con un par), y de lo ocurrentes que son algunos periodistas madrileños a los que otorga el título de haber nominado “La Peineta” al estadio olímpico cercano a la M40. Se preguntaba el alcalde qué nombre tendrá el nuevo centro internacional de negocios de Madrid. De momento el concurso está abierto, lo que no sé si conoce es que a sus famosas torres que fueron el enorme pelotazo de la época de Florentino en el Real Madrid, se les llama “los bolos de Bin Laden”. Gracejo castizo fino.
En el acto se vio en animada charla a Tapias con Blesa, a Álvarez del Manzano como verso suelto, al edil Villanueva, (ese otro gran liberal que multa a los restaurantes que sirven bodas para gays).
Resultaron un tanto desproporcionadas las palabras de admiración del presidente de los hosteleros, Jesús Gatel. Tanto que Gallardón, en un ataque de liberalismo poético le respondió: “como decía Cernuda las criticas son otra forma del elogio”. Todo ello bajo el coseno de la arquitectura y la idea de que esas torres nunca taparán el sol en el Ayuntamiento de Madrid.
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