En febrero de 1990, el recién llegado subinspector habilitado, Pedro Ayuso, descubrió un vehículo en las inatalaciones de la Unidad de Protección Ciudadana de la Casa de Campo.
El vehículo, que en los laterales de la furgoneta ponía "Productos químicos y droguería", estaba equipado con cristales ahumados para ver sin ser visto y tenía en su interior un televisor, un vídeo, cámaras fotográficas, un trípode y un maletín que en vez de documentos un equipo de grabación que arrancaba ccuando las ruedecillas de apertura del maletín se colocaban en una determinada posición . La furgoneta disponía hasta de evacuatorio para poder permanecer varios días en su interior.
Según publicó El País, la furgoneta databa supuestamente de la época en que era concejal de Seguridad el socialista Emilio García Horcajo. Su sucesor en el cargo, Fernando Bocanegra, no pudo averiguar de quién dependía orgánicamente este servicio, según aseguró entonces ese mismo periódico, aunque sí se enteró de que los 40 policías asignados a ese servicio obedecían órdenes verbales.
Además, fueron halladas en el interior de la furgoneta varias cartas en las que el Ministerio del Interior asignaba varias matrículas reservadas a un vehículo camuflado a la Policía Municipal. En la investigación salió a la luz que la furgoneta había sido montada para realizar misiones antidroga pero que no había sido utilizada nunca ya que, al parecer, no contó con el beneplácito del ministerio del Interior.