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Obama llega a México e inicia una nueva era en las relaciones con su vecino del Sur

jueves 16 de abril de 2009, 23:42h

En México existe un dicho entre los periodistas que a la sazón reza: el movimiento se demuestra andando. Entre la población se refiere a aquello de que, hechos son acciones y no buenas razones. Esto viene a referencia por la visita que a partir este jueves y hasta el viernes realiza el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica Barack Obama a nuestro país.

Existen crecientes problemas económicos y sociales derivados de la crisis internacional; problemas de seguridad pública con lo que llegó a parecer en un momento dado criminalidad descontrolada, ahora a la baja; constantes flujos de mexicanos que van a Estados Unidos en busca de una vida mejor pero son perseguidos y deportados. Atisbos de proteccionismo en el vecino país del norte. Es parte de la agenda, a resolver, de dos naciones que comparten una de las más grandes fronteras del mundo.

Que precisamente en esta hora del 16 de abril del 2009, está siendo bardada, a lo largo del Río Bravo cual si se tratara de frenar “hordas bárbaras” y, no de laboriosos y trabajadores mexicanos que han ayudado a construir parte de la grandeza, ahora vapuleada por la crisis financiera, de los Estados Unidos de Norteamérica.

Antes de que Obama pisara tierra mexicana, había una manifestación de hijos de migrantes en las puertas de la embajada de EE.UU., sobre Paseo de la Reforma, para exigir se concrete esa reforma migratoria que posibilite un trato justo, digno y humano, para los mexicanos indocumentados, lo cual en el Congreso de EE.UU., no se pudieron tomar  la inteligente molestia de aprobar, eso si hay que decirlo, durante la pésima administración de George W. Bush.

Más que grandilocuentes discursos o palabras a modo preconcebidas por parte del primer mandatario de EE.UU., lo que los mexicanos necesitamos es ser tomados realmente en cuenta por el gobierno de la vecina nación del norte, con la que tenemos firmado un Tratado de Libre Comercio, el que infortunadamente a veces falla, pues ahí están los traileros mexicanos que no pueden introducirse en territorio estadounidense. Por ello acertada  determinación del gobierno del presidente Felipe Calderón Hinojosa, de instruir a la canciller Patricia Espinoza, para tomar medidas recíprocas al respecto, es decir, imposiciones arancelarias de lo que puede ser una escalada de controversia, que no conviene a ninguna de ambas naciones.

Reforma migratoria justa para los mexicanos. No cerrarse al libre comercio, precisamente en los momentos en los que el dinamismo en las inversiones y el flujo de capitales, son los únicos caminos a seguir frente a una crisis de consecuencias mundiales impredecibles.

Entre un amplio sector de la población mexicana, se percibe un hartazgo de ser vistos por Washington como el “patio trasero” de ese país, o en el mejor de los casos como los “vecinos distantes”.

Al concurrir a la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago en las próximas horas; después de empezar el deshielo en la durísima relación de bloqueo económico que por más de 47 años ha sostenido con la Cuba de Fidel Castro, ahora gobernada por su hermano Raúl y al permitir que estadounidenses visiten esa importante Isla, manden divisas desde EU hacia allá y se puedan hacer negocios en telecomunicaciones, sin olvidar por supuesto la visita que tenemos en estos momentos de  Obama en México, podrían existir buenos elementos de juicio para considerar que el nuevo ocupante principal de la Casa Blanca, ha entendido el papel estratégico que en lo económico, en lo político y en lo social, le representa mirar hacia el sur, pero no por encima del hombre, sino en igualdad de circunstancias.

No querría pensar que las acciones de Obama se inscriben en lo que aquí en México llamamos darnos “atole con el dedo”, es decir, embarrarnos la boca con esa bebida elaborada a base de maíz, para que luego siga la misma situación.

Ha dicho muy descriptivamente el presidente Felipe Calderón respecto al tráfico de estupefacientes: el más importante mercado está instalado precisamente en Estados Unidos, donde se lavan y se planchan las carretadas de dólares procedentes del crimen organizado y no se emprenden acciones para detener a este flagelo que ya empieza a corroer las mermadas estructuras de la sociedad de EU.

Por otro lado diversos sectores en México aspiran a ser auténticos socios comerciales de los Estados Unidos, con todo el potencial y las oportunidades que ello implica, en un marco de respeto a nuestras soberanías, de apoyo a las inversiones privadas, que por supuesto deben tener todas las garantías, tal así ocurre en México.

La cooperación entre naciones no es tan difícil cuando hay voluntad política para lograrla. Y ello lo muestra la excelente relación que han sabido construir en los más importantes temas de la agenda bilateral, México y España, con un trato de iguales, con ventajas para ambos y con la preocupación cierta de apoyar las inversiones; de mejorar el combate a la delincuencia; de hacer cada vez mayor el intercambio cultural, científico y político. Y hay que hacer énfasis en esta palabra, intercambio político, entre estos dos países. Política que se ha hecho, con altura de miras, para resolver la problemática común entre mexicanos y españoles.

Cabría esperar que con esta visita del presidente de Estados Unidos Barack Obama a México se iniciara la relación en la construcción de un nuevo modelo bilateral con los Estados Unidos, precedido por la equidad y la comprensión de que la colaboración en la resolución de los problemas mexicanos, a ellos, los estadounidenses, les atañe más que a nadie.

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