Madrid está trabajando a tope para conseguir en la repetición de la jugada, por expresarlo en términos deportivos, su más que merecido sueño de organizar unos Juegos Olímpicos. Tras el fiasco de 2012, cuando el balón estuvo a punto de entrar y lograr el gol del éxito -por seguir con expresiones apropiadas-, el equipo de Ruiz Gallardón que encabeza la consejera delegada de Madrid 2016, Mercedes Coghen, pretende ganar ahora el partido y que la capital de España albergue la más importante y mediática de las citas polideportivas, quizás la única de máximo nivel que le falta.
Simbólicamente, en vísperas de la llegada de los observadores del Comité Olímpico Internacional (COI), encargados de examinar cómo están trabajando todas las ciudades candidatas, Madrid ha recurrido también simbólicamente a la magia para ver si le ayuda. A la Caja Mágica, ese impresionante edificio cubierto del arquitecto Dominique Perrault situado en Usera y capaz de albergar multitud de acontecimientos deportivos. Además, aparte de la inauguración oficial de este jueves -con el milagroso acuerdo y presencia sin reproches políticos de Gallardón, Esperanza Aguirre -increíble, ¿no?- y Zapatero -más increíble aún tras los continuas descalificaciones de la presidenta de la Comunidad-, la Caja se bautizará deportivamente con el Open de Tenis y todas sus estrellas, con el 'numero uno' Nadal al frente. A esta unidad entre Ayuntamiento, Comunidad y Gobierno central se une la del Jefe del Estado, también todo un símbolo de fuerza de cara al COI.
Sin embargo, hay dos 'peros' que pueden influir negativamente en lograr lo que ya parece la obsesión y la utopía de los Juegos. Uno a cortísimo plazo: las insufribles obras que tenemos que sufrir los madrileños -vayamos a pie o en vehículo, el caos es parigual- en las cada día más inhabitables calles -y la de Serrano, tala de árboles incluida, puede ser también ejemplar y simbólica-. Esto, o sea, el caos del transporte y las dificultades para moverse, es de suponer que no pase desapercibido para los inspectores del COI, por mucho que se les lleve en coche oficial. Tontos no son, y además ellos también tienen sus espías para saber la realidad no oficial.
El otro ya es a largo plazo y puede llegar hasta el mismo día de la elección definitiva en octubre. Alguien tantas veces acusado de vanidoso y faraónico como Gallardón lo sabe, aunque jamás hable de ello. Lógico, porque de momento la percha de los JJOO le viene fenomenal como promoción política, algo tan unido a su personalidad ambiciosa. Pero la candidatura de Madrid tiene un serio problema, de momento, se insiste, silenciado: y es que jamás repitió un continente dos Juegos seguidos. Y Londres (Europa), con más o menos justicia, nos robó los de 2012. Y en teoría y pura lógica, ahora toca otro continente. Y el resto de las rivales son de otros continentes: Chicago, Río de Janeiro y Tokio. Sin olvidar que la primera es donde Barack Obama empezó su carrera política. Y Obama tiene ahora un prestigio mundial que le puede regalar muchos votos. De modo que, pese a la magia, no hay que olvidar, en el platillo negativo de la balanza, las obras y los continentes. La solución, el 2 de octubre.
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