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Capea corta una oreja y devalúa la cátedra de Las Ventas

domingo 10 de mayo de 2009, 14:32h
Un vulgarísimo Capea echó en su esportón la oreja del extraordinario cuarto toro entre las justas protestas de parte de los espectadores, mientras que Miguel Abellán resultó herido menos grave en el único que mató y David Mora confirmó alternativa dejando abundantes detalles de clase con percal y espada, aunque sin redondear.
Cinco toros de SALVADOR DOMECQ y 5º, sobrero, de FERNANDO PEÑA. Bien presentados en general aunque de hechuras desiguales y justos de fuerza. 1º, 2º y 5º, complicados. Resto nobles y manejables, con el 4º boyante. MIGUEL ABELLÁN: palmas en el único que mató y que le hirió.- EL CAPEA: silencio; oreja muy protestada y división.- DAVID MORA: ovación y saludos; ovación.- Plaza de Las Ventas, 9 de mayo. 3ª de Feria. Lleno. Abellán sufre una cornada de 15 cm. en el muslo izquierdo de pronóstico menos grave.

Unos se querían suicidar tirándose a las vías del metro, otros tirándose a la M-30 y otros cortándose las venas, que debe ser menos traumático. Eran esa minoría de aficionados conspicuos, que no podían admitir que un coletudo tan vulgar como Pedro Gutierrez 'El Capea' hubiera hollado el honor de Las Ventas cortando una oreja, algo que parecía imposible física y metafísicamente a priori.

Pero la Monumental, como casi todos los fines de semana de feria, más semejaba un coso pueblerino que la exigente cátedra habitual, con una avalancha de público de menores conocimientos y exigencias. El caso es que la estadística ahí queda y Capea ya sabe cómo sabe un trofeo en Las Ventas. Protestadísimo e inmerecido por méritos, incluso posiblemente por número de pañuelos, pero real como la vida misma.

Y es que el salmantino se encontró con el cuarto bicorne, que pertenecía a Miguel Abellán -en esos momentos siendo operado en la enfermería-, que regalaba  contratos y cortijos por su boyantía, nobleza y embestidas claras. Demasiado para Capea, que le realizó una faena desigual -con algún muletazo suelto próximo a la ortodoxia-, desligada, llena de trapazos, carreritas y retorcimientos; muy por debajo de lo que merecía el de Domecq. Fue volteado el coletudo y le echó rabia antes de cazarle con una estocada fulminante y cortó la oreja con la que dio una alegrísima vuelta al ruedo.

No tanta calidad tenía el sexto, que le ofreció la opción de salir a hombros -con lo que el número de suicidios habría aumentado-, pero Capea aún estuvo peor y elevó a categoría clásica sus innumerables chicotazos muleteros. De similar catadura fue el tercero con el que aduvo por allá y por acullá. O sea que el salmantino demostró cómo cortar una oreja... y fracasar.

Portagayolas y quites capoteros
En cambio, lo más aromático y torero de la tarde lo hizo el confirmante David Mora, que no perdonó un quite con el capote en los suyos y en los de sus compañeros cuando le correspondían, y navegó entre los hachazos y derrotes de sus enemigos a los que sacó algunas suertes de mérito y caricia. Además, fue un cañón con el estoque

No obtuvo el triunfo soñado, pero dejó el sello de su valor -se fue a portagayola dos veces- personalidad y opciones de futuro... si le dan más contratos. No debe desanimarse porque, siendo como es del Atlético ya conoce de sobra lo que es sufrir, y eso curte y da paciencia infinita y olé.

Otro atlético de pro, Abellán, anduvo profesional y valiente con el que abrió festejo, que desarrolló sentido y le volteó en cuanto se descuidó hiriéndole en la pierna izquierda. Cuando se iba a la enfermería restalló una voz: "Dios mío, ahora tres toros para El Capea". No sabía lo que le esperaba. Seguro que ese aficionado era del Atleti.
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