Zapatero gira (más) a la izquierda

Si nos atenemos al tono del discurso de Zapatero en el mitin de este domingo en la plaza de toros madrileña de Vistalegre, al que pude asistir, deduciremos fácilmente que el presidente va a tender una mano a la izquierda en el debate del estado de la nación que tendrá lugar esta semana: nada de pactos con la derecha, aunque la verdad es que ZP sacudió de lo lindo a Aznar y al presidente de la patronal Gerardo Díaz Ferran (que le criticó en días pasados ante un micrófono que creía que estaba cerrado), pero para nada atacó a Rajoy o a la actual cúpula del Partido Popular. Puede que en ello haya influido el acuerdo con el PP en el País Vasco, que permitió gobernar en Euskadi a Patxi López, que por cierto fue el auténtico héroe de la ‘supercumbre’ socialista en Vistalegre. Pero es de sospechar que el clima de elegancia con el adversario político haya concluido aquí, y que en el importante debate parlamentario de esta semana menudeen mucho más los golpes que los piropos entre los dos principales partidos nacionales.

Claro que habrá manos tendidas -verbalmente, por supuesto- entre Zapatero y Rajoy. Pero el clima de Madrid no es precisamente el vasco: no hay espacio para un entendimiento en el campo económico y, menos aún, en el político. Ojala me equivoque, aunque tengo la impresión de que es mucho más acertado pronosticar que en este debate, a tres semanas de unas elecciones europeas en las que tanto ZP como Rajoy se juegan bastante personalmente, va a haber mucha ‘leña’.

¿Quién lo ganará? El veredicto es siempre muy subjetivo, claro. Zapatero va a apelar a su electorado de izquierda, y de ello ya dejó bastante constancia en el mitin de este domingo en el coso del castizo barrio de Carabanchel donde definió el cambio -‘su’ cambio- de una manera contundente: “Menos ladrillos y más ordenadores”.

Consta que la estrategia de Zapatero no pasa ni remotamente, a escala nacional, por ese Gobierno de gran coalición que a punto estuvo de cuajar en el País Vasco: tiene la idea de que puede consolidar una mayoría, favorable a sus proyectos, de hasta 177 diputados, contando con el apoyo de los ‘minoritarios’ como IU, Coalición Canaria, UPN, Nafarroa Bai, BNG y quién sabe si incluso Esquerra Republicana de Catalunya. Así que no necesita ni al PP ni a los nacionalistas vascos y catalanes para sacar adelante sus proyectos de ley y sus Presupuestos para 2010.

Y por aquí podría ir el tono del debate: ZP haciendo guiños progresistas a la izquierda, y Rajoy, a los nacionalistas con los que aún confía en poder llegar a acuerdos que acaben con la soledad parlamentaria del PP. A partir de ahí, estoy seguro de que tanto Zapatero como Rajoy rivalizarán a la hora de presentar ideas y soluciones para resolver la crisis económica, en general, y el dramático problema del paro, en particular. Veremos si, como ha hecho en otras ocasiones, Zapatero se atreve a sacar algún conejo lustroso de la chistera ya algo remendada, como ampliar el tiempo de cobertura del seguro de desempleo o dar más ayudas a los parados que ya no tienen subsidio.

Lo que es evidente es que nunca fue más necesario un repaso al estado de la nación. Y que este será el ‘debate de la crisis’, olvidando, lamentablemente, algunas cuestiones de hondo calado político, como el estado de las autonomías, la reforma de la normativa electoral o la reforma constitucional; definitivamente, cuando las urnas se aproximan, la crisis aprieta y el paro ahoga, no está el horno para bollos que hablan del perfeccionamiento del sistema. Este va a limitarse a ser básicamente, el debate sobre el estado económico de esta nación llamada España, aquí y ahora. Lo demás, sospecho, queda para otra ocasión.