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Servicios poco secretos

Servicios poco secretos

domingo 05 de julio de 2009, 10:43h

Carme Chacón, ahora titular de Defensa, tuvo unos comienzos fulgurantes en política, de la mano de Zapatero, Pepe Blanco y Caldera; se quedó en stand by en gran parte de la primera legislatura de ZP, como vicepresidenta del Congreso, y ya como ministra salió airosa de Vivienda y empezó con estrella en Defensa. Ahora, sin embargo, está en horas bajas. Vista su interesante trayectoria, da la impresión de que se conduce mejor sola que mal acompañada; máxime cuando se deja rodear por quienes creen que la fuerza de la política está en la comunicación y no en lo que se comunica. En realidad, sus tropiezos de ahora tienen más que ver con su equipo que con ella misma, pero como máxima responsable está convirtiéndose en un blanco fácil de una oposición avisada de sus máximas expectativas políticas.

   El abandono -¿se dice así? del responsable de los servicios secretos, Alberto Saiz, marca un antes y un después en la carrera política de alguien como Carme Chacón, que puede aspirar a todo. Si se serena y regresa a sus orígenes, esta catalana de raíces humildes tiene posibilidades de reencontrarse con la gente que la aupó en las encuestas. Si, por el contrario, persevera en ser una mera estrella mediática que gobierna mal su propia casa corre el riesgo de poner fin a muchas expectativas e ilusiones. De entrada, Mariano Rajoy se puso la medalla de la dimisión del jefe del CNI.

    Ha caído, pues, Saiz --se supone que con motivos-- y han puesto en su sitio a un militar del entorno de Zapatero, el general Félix Sanz Roldán, pero con ello no puede darse por saldado el problema de unos servicios secretos que parecen empeñados en ser los menos secretos del mundo. La cacería a la que fue sometido Saiz, más allá de las irregularidades que se le achacaron de manera anónima --por cierto, no siempre con pruebas--, demuestra que no hubo suficiente control interno de la situación, de lo cual también deben desprenderse responsabilidades políticas. Además, el Gobierno falló al ratificar a un alto funcionario al que dejó caer, sin dar explicaciones, solo unas semanas después. La pregunta es muy obvia: ¿qué va a pasar ahora con los que hicieron las filtraciones? ¿Tiene una respuesta Carme Chacón o habrá que preguntarle al propio presidente del Gobierno? ¿O miramos para otro lado y hablamos de Honduras?

   Está bien que en la Casa quieran abandonar ahora los espacios estelares de los medios de comunicación y trabajar en el clima de tranquilidad deseado, y estaría aún mejor que quienes les pagamos sepamos por qué algunos sintieron entonces la llamada de estar en las primeras páginas, se supone que poniendo en riesgo la tranquilidad deseada. ¿O no?

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