Ha pasado cerca de un año y medio desde el ataque del ejército colombiano al campamento de las FARC en Angostura. La OEA resolvió que esa acción fue una violación del Gobierno colombiano a la soberanía e integridad territoriales del Ecuador. El Grupo de Río también condenó el proceder de Colombia y Álvaro Uribe pidió disculpas públicas.
Pese a todo esto, acaso para exacerbar nuestro entorpecedor nacionalismo y recuperar el terreno perdido en las encuestas, el Gobierno ecuatoriano insiste en mantener el tema vigente. El presidente Correa incluso ha llegado a advertir que si vuelve a ocurrir algo similar, la respuesta del Ecuador será militar.
Esta extemporánea amenaza puede adquirir cierta relevancia si encuentra acogida en el siempre imprevisible Hugo Chávez, cuya respuesta al pedido de explicar cómo algunos lanzacohetes que Venezuela había comprado a Suecia terminaron en manos de las FARC, ha sido “congelar” las relaciones con Colombia.
Las declaraciones del ex Ministro de Defensa de Colombia, que tampoco destaca por la prudencia de sus palabras, terminan de encender los ánimos. Y en medio de este absurdo intercambio de acusaciones y descalificaciones, los ciudadanos corrientes. Lo más grave es que la retórica parece estar cediendo lugar a los actos. Después de todo, es difícil no ver a la salvaguardia cambiaria impuesta a varios productos colombianos como una especie de revancha.
Lo cierto es que medidas de ese tipo atentan contra el bienestar de los ciudadanos de ambos países, productores o consumidores de bienes cuyo comercio se verá limitado.
Y si, como es de esperar, las salvaguardias adoptadas por Ecuador producen retaliaciones del lado colombiano, entonces tendremos reducciones de fuentes de empleo y encarecimiento de bienes en ambos países. De modo que si las autoridades realmente buscan el bienestar de sus pueblos, deben terminar con este enturbamiento de las relaciones bilaterales cuanto antes. Esto sin siquiera imaginar que se llegue a un conflicto armado, cuyas consecuencias serían infinitamente mayores.
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