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¿Hay que regularizarla?

En España la prostitución es 'alegal' y el proxenitismo no se condena de por sí

miércoles 09 de septiembre de 2009, 09:56h
La polémica surgida a raíz de la publicación de unas fotografías de sexo explícito en el mercado de La Boqueria (Barcelona) ha puesto el debate sobre la mesa: ¿es conveniente regularizar la prostitución? En España ‘la profesión más antigua del mundo’ es alegal, esto es, no es un delito tipificado en el Código Penal, pero tampoco está reconocida como actividad laboral y por tanto, las prostitutas no cotizan a la seguridad social, ni pagan impuestos ni tienen derechos de ningún tipo. Queda por tanto en un ‘limbo’ judicial que complica la manera de atajar un problema que suele ser trasladado cuando molesta demasiado a los vecinos.

Un informe del Instituto de la Mujer cifraba en 300.000 las mujeres que ejercían la prostitución en España en 1995, en el año 2000 hay quienes rebajan el número a 50 mil y se calculaba que existían alrededor de un millón de clientes en España. La Red Española Contra la Trata de Personas (RECTP) denunció en febrero de este año que la cifra de víctimas de explotación sexual que existe en España podría rondar las 50.000 personas. Pero estas cifras parecen excesivamente bajas pues es difícil contabilizar las mujeres que trabajan en pisos y disimulan su trabajo con anuncios de masajes. La realidad de la prostitución como economía sumergida hace muy difícil su contabilización, así encontramos informes que reflejan cifras mucho mayores. Según un informe de las Cortes Generales de 2007, el número de personas que trabajan ilegalmente en la llamada “industria del sexo” en la Unión Europea fluctúa entre 200.000 y 500.000; dos terceras partes provienen de Europa Oriental; los españoles se gastan 50 millones de euros todos los días en prostitución y en nuestro país hay 15 millones de varones potenciales clientes de 400.000 prostitutas o una por cada 38 hombres. Además, refleja que el 6% de la población española es consumidora habitual de prostitución.

Todos estos números a día de hoy habrán quedado desfasados puesto que este lucrativo negocio crece cada día. Algo que ocasiona conflictos como los recientemente vividos en Barcelona con la prostitución callejera.

La Generalitat de momento ha descartado endurecer la legislación sobre la prostitución porque considera que con las leyes actuales “hay instrumentos para intervenir y minimizar el efecto de un fenómeno que ya existe”, explicó el consejero de Política Territorial y Obras Públicas Joaquim Nadal. Pero no todos piensan igual.

La presidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, manifestó su posición favorable a regular la prostitución añadiendo: "lo demás es una hipocresía”. Unas declaraciones que no han tardado en contestar duramente desde el PSOE. La dirigente del PSOE, Elena Valenciano, y la ex ministra y senadora socialista, Matilde Fernández, consideran que una medida así sería “tirar la toalla”. Valenciano opinó que Aguirre "se contradice" con la legislación sobre violencia de género que existe en la Comunidad de Madrid, "que dice que la explotación sexual de las mujeres es una forma de violencia".

Prostitución y proxenitismo

Estas posturas contrapuestas reflejan una difícil realidad y es que la mayoría de las mujeres que venden su cuerpo en nuestro país son en realidad esclavas del sexo que trabajan para mafias. Algo que sí está perseguido y castigado por nuestra legislación. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el proxenetismo -persona que obtiene beneficios de la prostitución de otra, según la definición de la RAE- tampoco está enteramente condenado, puesto que sólo se castiga en nuestro Código Penal el hecho de aprovecharse de ciertas circunstancias (edad, relación de superioridad...). No obstante, el código Penal no recoge la prostitución como delito, pero sí castiga explícitamente al que “promueva o favorezca” a que ejerzan como meretrices los y las menores de edad y a aquel que induzca a otra persona a la prostitución mediante “coacción, engaño o abuso de situación de necesidad o superioridad” . Pinchando aquí pueden ver los artículos relacionados con la prostitución. Por otra parte, el artículo 1255 del Título II Capítulo I establece sobre los contratos que se pueden establecer siempre que “siempre que no sean contrarios a las leyes, a la moral ni al orden público”, con lo que deja la puerta medio cerrada a la legalización de los prostíbulos como tal. Pero, ¿qué ocurre en los países de nuestro entorno?

En el código civil de Italia también se prevé la nulidad de los contratos que contravienen las buenas costumbres, mientras que, en los otros países, esta ausencia de reconocimiento no es explícito.

En todos los países salvo Holanda y Alemania, la ausencia de reconocimiento jurídico de la profesión impide a las prostitutas disponer de una cobertura social completa. En Holanda, las prostitutas disfrutan de la misma protección social que los asalariados o que los trabajadores autónomos, según el régimen bajo el cual ejercen su actividad. Si ejercen en "club", suelen ser asalariadas.

Cuando esto no es así, las prostitutas no pueden tener el estatuto de trabajador autónomo. Deben por lo tanto suscribir un seguro voluntario, a menos que su país - es el caso de Inglaterra, Dinamarca, Italia y Suecia, ofrezcan una cobertura social mínima a todos sus residentes, al margen de su actividad profesional.


Alemania legaliza la prostitución

Alemania aprobó un histórico proyecto de ley que regula la prostitución. Da a las trabajadoras del sexo el derecho a beneficios de desempleo, adiestramiento en otras áreas, seguro de salud y una pensión. Además, las trabajadoras del sexo tendrá legalmente derecho a rechazar clientes, negarse a realizar ciertos actos sexuales y a llevar a los tribunales disputas sobre pago de sus clientes bajo el proyecto aprobado por el Bundestag, la cámara baja del parlamento. Eso sí, también impone limitaciones a los lugares donde pueden ejercer su profesión. Por ejemplo, queda prohibido ejercer la prostitución (bajo pena de seis meses de cárcel) en la proximidad de las escuelas o sitios frecuentados por menores.

España no ingresa sus impuestos

En nuestro país la prostitución queda en un apartado de la economía sumergida y por tanto los ingresos de las prostitutas no son imponibles. Esto no sucede en los países ya citados donde está establecido el reconocimiento jurídico de la profesión. En Bélgica, donde la situación es muy similar a la holandesa, se produce sin embargo un fenómeno distinto porque la represión del proxenetismo constituye un obstáculo mayor para la declaración de las prostitutas como asalariadas.

En otros países como Inglaterra, Dinamarca, Italia y Suecia, los ingresos de las prostitutas son imponibles, porque el hecho generador del impuesto es independiente de la legalidad de la actividad.

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